Mi ritual de belleza: Retinal con Round midnigt de Alma Secret

Acabo de terminar la famosísima crema Rapsodia del doctor Arturo Alba y apuré el último átomo con dolor de corazón, y estoy viviendo un gran idilio con el factor de protección solar cincuenta con centella asiática de Barr, pero todo esto os lo contaré en futuras entregas de la saga "ritual de belleza", porque hoy le toca el turno a...

¡La firma de cosmética ecológica y artesanal Alma Secret! Andaba yo queriéndola catar hacía mucho tiempo, pero ya conocéis mis malas relaciones con la compra de cosmética online... Hasta que no la vi en la alacena de mi Druni de la Gran Vía en Logroño, no me lo planteé en serio.

Pero, cuando la marca llamó físicamente a mi puerta, no me lo pensé dos veces y me estrené con su gama de retinal, el principio activo de moda que despertaba una curiosidad inmensa en mis entrañas de beauty víctim.

Mi rutina facial...

El retinal es el primo de zumosol del retinol: más alto, más guapo y más poderoso..., pero más delicado, conforme a lo que se espera de una nueva masculinidad: es el retinol 2.0, mucho más potente pero apto para un cutis sensible, y es lo que mi piel de cuarenta y siete años, bonita y difícil como una historia de amor, estaba necesitando.

Alma Secret ofrece un serum en botella de cristal opaco y gotero por cuarenta y nueve euros, en dos versiones con diversas concentraciones, de la cual escogí la más soft, y un único tubito de contorno de ojos que cuesta veinticuatro euros y me ha encandilado.

En un primer momento, me costó pagar lo que pedían por el serum y el contorno me pareció hasta barato, acostumbrada a los treinta y tres euros con descuento en mi farmacia que suelo pagar por el tarrito de Arturo Alba, pero la realidad es que tras un mes de uso, el gotero está a la mitad y el contorno ya lo tengo en las últimas...

Eso es porque me lo aplico todas las noches y a veces incluso por el día bajo una buena capa de SPF 50, en cambio del suero aplico una pipeta y alterno día sí, día no, aunque mi piel lo está tolerando perfectamente gracias a esa oda bucólica de principios botánicos que veis en la imagen, con la melisa, la menta piperita o la hoja de Verónica bajo toneladas de glicerina y ácido hialurónico.

Si me dicen que es un serum para piel sensible y no para tratar arrugas me lo creo, aunque a primera vista me sorprendió su viva tonalidad amarilla, que comparte también con el contorno de ojos. 

Cuando extiendo estos productos sobre la piel sólo siento calma, frescor e hidratación, y eso se ha notado en mi carita:

Con mi madre, al sol 

En estos últimos días me he atrevido a algo que, no digo que antes no fuera capaz, pero no me gustaba nada: ¡salir de casa con la piel desnuda! Aquí me tenéis sin gota de corrector, base o protector "con color". 

Noto que he vuelto a mi piel de "los treinta años de los melocotones maduros", que decía Miguel d'Ors. Mis líneas de expresión del contorno de ojos y pliegue del tabique nasal están relajadas y contentas, y la arruguita de la frente y la de la comisura derecha, las únicas que tengo, se ven difuminadas. La piel respira natural, fresca, ¡radiante de descanso!