Bésame mucho: lo nuevo de Lylak Beauty

Lylak Beauty tiene, como marca, todo lo que a mí me puede gustar.

Es algo que nació pequeño, de la ilusión de una creadora de contenido digital que ha demostrado que se pirra por el maquillaje... y que ha logrado cumplir uno de sus sueños.

Una firma aún pequeña pero con vocación de crecer, un proyecto muy pop en sus colores y con aires de modernidad pero también con ese regusto de lo artesano que se palpa en cada video de Leticia, que te cuenta cómo ha elegido tonos, texturas, acabados y envases.

Ya sabéis que me gusta ser sincera: muchos productos que ha lanzado Lety me vuelven absolutamente loca, y hay otros que me dejan un poco fría, pero eso es algo que me sucede hasta con mi muy amada firma de lujo Nars o con Kiko, que en terrenos de maquillaje es, desde hace unos añitos, mi auténtico imperio romano...

Así por ejemplo, los pigmentos prensados de Lylak nunca faltan en mi neceser, sobre todo el tono You're unique que es un tornasol fascinante y multifuncional..., y en cambio sus aceites labiales no me han acabado de convencer, quizás porque soy muy fiel a los de Clarins. 

Pero señoras, que Leticia acaba de lanzar toda una gama de barras de labios, y ¡eso son palabras mayores!

Original como ella sola, se decantó por unas cajitas triangulares en forma de quesitos, y como hay seis labiales en esta gama, puedes hacer toda la rueda.como si de un trivial beauty se tratara.

Yo, para empezar, pedí dos...,  aprovechando una promo que termina hoy, (pero el día de hoy también está incluido), según la cual si compras dos o más labiales te llevas de regalo uno de sus coloretes en crema, el Fierceless coral que además es mi favorito.

Vamos a lo que importa ¿cómo son estos labiales?

Se llaman Mood Booster, muy en sintonía con los títulos que gustan en Lylak, y cuestan quince euros la unidad, aunque ahora mismo hay en la web unos dúos con los aceites labiales por diecinueve con noventa y cinco céntimos.

Para empezar, diré que tiene los envases más bonitos e impecables que le he visto a Lety: sus polveras de colorete, por ejemplo, me dan TOC al no poder cerrarlas con un clic definitivo.

Estas barras de labios cierran en cambio muy bien, y son ergonómicas, de líneas suaves y redondeadas y tacto sedoso pero limpio, y en un tono lila pastel que define a su autora y que a mí me infunde calma gracias  al poder de la colorterapia.

Pero la magia está en el interior y ahora lo vamos a ver...

A excepción de un rojo clásico, que no es mi color favorito, y un tono demasiado oscuro para mí, me atraían todos los tonos, pero los que robaron mi corazón potinguero fueron estos dos:

Caring, que desde la marca definen como "nude coral rosado" y a mí en la web se me hizo algo parecido a mi llorado Costa chic de Mac pero con textura sólida y cremosa en vez de Frost...

Estoy y a la vez no estoy de acuerdo con la definición de la página: en mis labios poco pigmentados el color sube hasta un rosa medio bastante alegre, frutal, entre fresa y sandía. No es mate en absoluto pero tampoco brilla en exceso, es satinado y muy cómodo...

Y Positivity, del que me declaro enamorada desde el minuto uno, a primera vista, a primer roce. Un morado como le gusta a Leticia pero que para mí más bien sería el tan buscado y ansiado tono mauve de los otoños e inviernos, pero algo más relajado y dulce como para poder utilizar en verano y primavera.

Y muy versátil: lo mismo puede parecer casi ciruela que tono labio, se da un aire al Backtalk de Urban Decay pero sin ser mate, y de repente me evoca al Dolce vita de Nars. Una locura. 

Una locura dulce... y duradera. Su fórmula es casi mágica, se tatúa en la piel de tu labio pero con una comodidad absoluta, y dura siglos sin ser un incómodo labial de larga duración.