Reyes 2024: el primer haul del año, y... ¿el último?

¡Feliz 2024! 

Un año que ha comenzado para mí con un catarro morrocotudo, un herpes labial... y, por supuesto, ¡una tremenda crisis bloguera!

De repente no me apetece fotografiar maquillaje, estoy resucitando mi blog de poesía, y tengo un poemario terminado que debería empezar a mover...

Pero antes de pensar si dejo o no este espacio que comencé a escribir en 2008, si esto es un descanso o un "hasta siempre", quiero cerrar el círculo navideño con un haul de Reyes Magos, el clásico de los clásicos.

Aquí mi madre abriendo sus regalos: yo he tenido un delantal artesano igualito al que lleva ella, y un preciosísimo aguabenditero de cerámica de la Virgen del Rocío que ya está en la entrada de mi casa:

Nada más abrirlo, grité de emoción, no me escondo. Adoro la cerámica, como digna sobrina de mi tía Maite y digna amiga de mi amigo Henry Michael..., y como chica del Sur (al menos un 50%), soy devota de la Virgen del Rocío, y miembro de la Hermandad de Triana..., y desde siempre me han entusiasmado los aguabenditeros.

Este año las medallas están de moda, mi abuela y varias tías han recibido alguna, incluida la que diseñó Tamara Falcó para Tous..., pero en mi caso yo pedí esta preciosa medalla de la Virgen de Carmen a Khartes Madrid, digo, al Rey Baltasar.

Este perfil de Instagram pertenece a dos grandes emprendedoras que diseñan medallas en combinación con piedras naturales, y tras pensarlo un poco les encargué este ejemplar de la Virgen del Carmen con esmalte azul y lapislázuli, mi piedra semipreciosa favorita.

Me encanta. Está fabricada en zamak con baño de oro de 18 kilates, tiene una cadena también bañada en oro, un lacado de protección y sobre todo muchísimo significado y una belleza sin igual para amantes de la joyería moderna pero artesanal, de la Virgen marinera y del color azul.

Volviendo a lo que mis padres, tíos, primos y sobrinos pidieron para mí a Sus Majestades, éste ha sido el año de los bolsos. Mi tía Ana me sorprendió con esta faltriquera de lentejuelas negras, de un comercio local logroñés: tengo que  ir pronto a Madrid a recitar poesía y será mi fiel compañera en el viaje.

Mis tíos Javier y Eva (y mis sobrinos, que este año han ejercido de pajes por primera vez en su vida), encontraron este bolsito de pelo y doble cadena en Stradivarius. Es sencillamente adorable.

Y, por último, mi primo el del iPhone consiguió en Primark este precioso bolso bandolera (o góndola) de Disney, en cómoda y resistente lona y con estampado de Mickey Mouse. Lo adoro.

Aquí, estrenándolo hoy siete de enero.La correa es ajustable, no pesa nada y cabe un mundo. Me parece elegante y friki al mismo tiempo.

Un regalo pequeñito pero que me ha emocionado: mi madre ha pedido en Fotoprix un imán de nevera con esta foto nuestra romana: próximamente ¡la convierto también en taza!

También ha habido hueco para los libros, concretamente uno de Clara Obligado y esta famosa correspondencia, 84, Charing Cross Road.

Y más joyas: estos pendientes de madreperla en forma de lacasitos que iluminan mi rostro. Nada más abrir la cajita pensé es mi mejor amiga, que odia los pendientes de perla porque dicen que son de señora pija, pero a mí me encanta la luz que aportan. 

Aunque nada parecido a la luz navideña que he podido disfrutar durante más de dos semanas en mi casa, junto a mis padres, ¡el mejor regalo del mundo!