Post capilar. Qué hago yo con mi pelo: rutinas, tratamientos y oraciones varias
Mis queridas lectoras comentaron que les interesaría un post capilar en este espacio...
Algo que me sorprendió, porque mi pelo no es muy ejemplar... Más bien es fino, aborrascado, y tiende a encresparse.
Mi melena se enfada con facilidad y últimamente me regala bad hair days ¡a tutiplén!
Porque, recién salida de Mishea Peluqueros en Logroño, que es mi salón de confianza, donde me tratan el pelo con productos de Secretos del agua y con la coloración más natural del mercado, firmada por Neo color..., todo son sonrisas.
Pero hacer frente al reto de lavar, tratar y peinar el pelo en casa, es otra cosita... Digamos que mi melena al aire, en un día normal y con su color también natural sería así:
El viento, el encrespamiento, ¡la naturalidad! Nada que reprochar, pero vamos al lío.
Me gustan mucho los champús de Secretos del agua: son caros, sí (dieciséis euros los cien mililitros), pero muy confiables.
Utilizo, sobre todo, el Limpiador de fuerza. Tengo la talla de viaje y así me la llevo a cualquier lugar.
Sí no es esta marca, sería el champú de uso frecuente de Apivita, alguno de Rituals, casi todos los de L'Occitane...
Pero si hay una verdad capilar en mi vida es que huyo de los productos de supermercado tipo Pantene o Tresseme: lo siento, ya lo sufrí en el pasado y no son lo mío.
Os lo dice una Hobbit pija que se ha pasado todo el verano utilizando una crema hidratante facial de dos euros comprada en Primor: no es cuestión de precio, sencillamente para lavar mi cabeza necesito un plus, y eso no me lo dan los champús low cost ni de gama media, ¡necesito lujo en mi melena!
Porque sola en mi casa, con un buen champú y un buen acondicionador de peluquería (spoiler, mi favorito es agua de lluvia, también de Secretos del agua, que además de tener un nombre muy poético hidrata muy bien pelo y le quita el frizz), con un poco de suerte puedo acabar así:
Claro que como todo en este mundo, hay dos contrapartidas:
La primera, que noto muchísimo cuando estoy fuera y "le echo" cualquier cosa al pelo, lo que haya por la casa en la que me encuentre... Y, por supuesto, ¡se rebela!
La segunda, que he generado un extraño síndrome por el que sólo me veo bien, bien de verdad y sin pega alguna, cuando me he limpiado el cabello en el día.
...Y hay momentos en los que nada sirve de nada, y debido al estrés mi cabellera va por libre y no hay nada que hacer, y entonces hay que recurrir al tratamiento que me hago una vez al año en la peluquería Nueva imagen de Haro, ¡con plancha de infrarrojos!
Es lo mejor para dominar el pelo en rebeldía, no en vano el seguimiento en casa es con la que es mi rutina capilar favorita, el dúo de champú y acondicionador de disciplina de la firma de peluquería Actyva, de Kemøn:
La primera vez que me hice el tratamiento, me regalaron la rutina en tamaño viaje y gocé... La segunda vez les hice gasto, y me compré los botes en tamaño grande, que el champú cuesta veintiocho euros, pero os aseguro que vale la pena.
Yo soy muy poco de rutinas hechas, tanto para la cara como para el pelo, prefiero ir descubriendo productos aquí y allá, pero este champú y este acondicionador unidos son la fuerza, y tienen también un tercer paso, un serum capilar que acabaré probando...
Llegamos ahora al capítulo de peines y cepillos. Aquí, lo que evito como si del diablo se tratara es el metal: las púas de metal electrizan, enfoscan, encrespan mi melena como si la hubiera cubierto de enchufes y me diera después un agüita...
Por eso llevo a todas partes este peine de Kooh i Noor, que compré en la perfumería Muro de Logroño, e imita carey pero ninguna tortuga ha sufrido por mi culpa, está hecho en resina vegetal.
El peine cuesta sus buenos treinta euros y es mi favorito, pero también tengo uno de madera de The Body Shop algo más barato.
Con los cepillos lo tengo un poco más crudo... Casi todos me dejaban el pelo mal hasta que conseguí este Tangle Teezer con mango, en Sephora.
Siempre pensé que el plástico tampoco era mi amigo, pero ¡este plástico posee magia!
¿Y de artilugios no tienes ninguno...?
Pues es que no soy muy diestra, al tener el brazo izquierdo paralizado al 50%,, pero últimamente en Mishea me sacan el rizo natural con el difusor de Bellísima, y estoy bastante antojada...
Y por fin llegamos al final del laaaargo post, con otra foto de mi cabellera, ¡salvaje pero brillante!
Madre mía qué curre de post, gracias!
ResponderEliminarM.
Me gusta mucho cómo te queda cuando lo ondulas. Yo cada vez voy más a lo natural. Después de dejar el tinte aún iba a alisármelo a la peluquería, pero incluso ese paso lo abandoné ya a la vuelta del verano, ahora he visto que si combino el champú de proteínas de seda de Ziaja y la mascarilla de plátano de Garnier y lo seco con boquilla a media potencia, se queda liso (más natural que el liso plancha de la peluquería) y no necesito ni usar cepillo redondo ni perder el tiempo, y además los productos son los dos baratos así que más feliz que una perdiz.
ResponderEliminarBesos.
¿por qué te empeñas en alistarte el pelo? Estoy con Noelia, me gusta tu onda...
ResponderEliminarya me aliso mucho menos el pelo desde que descubrí que en la peluquería me sacaban el rizo natural con el difusor de bellísima, yo creo que hasta ahora me he obsesionado tanto con el liso porque precisamente lo veía más disciplinado, nada rebelde, y eso me satisfacía jajaja...
ResponderEliminarTienes un pelo precioso, de eso no hay duda. Besos!
ResponderEliminar¿Has probado a dormir con una funda de almohada de seda o de raso? Amortigua mucho el destrozo de un día para otro. Igual así te dura el peinado de recién lavado.
ResponderEliminarPues lo había leído en varias ocasiones y me parecía una idea algo peregrina, pero ahora que lo dices habrá que pensárselo.
EliminarA mí también me parece que tienes un pelo precioso y con unas ondas muy bonitas. Por cierto, tengo el mismo cepillo que tú y coincido contigo, es una maravilla. Gracias a él he dejado de tener las puntas abiertas.
ResponderEliminarme gustan más las fotos que no son de peluquería...
ResponderEliminar