El iluminador de la colección My Little Pony de Catrice que te endulza la vida

Hoy, Lunes de Pascua pero también lunes de vuelta a la cruda realidad..., vengo yo a hablaros de osos amorosos y pequeños ponys. Ea.

Pero es que la vida resulta dura a veces, sólo a veces, y hay que endulzarla un poco y volverse un poco niña, cultivar la niña interior, aunque esto suponga dosis de azúcar y cursilería difícilmente soportables en una ocasión normal...

Sé que a muchas de mis lectoras esta polvera con estampado de vomitar arcoiris, y más aún el atrezzo que me busqué de caramelos pez en un envase de oso amoroso azulón, nostalgia ochentera almibarada, le puede repeler..., pero esperad, amigas. Porque la belleza está en el interior.

Por mi parte,supe que Catrice iba a sacar una colección dedicada a uno de mis juguetes ansiados de la infancia, y no me lo pensé, aunque al ver la paleta de sombras en directo decidí no llevarmela porque era too much, demasiado pastel en el interior y en el exterior.

El iluminador, en cambio, me enamoró. A primera vista hay en él bastante partícula, pero luego, tanto en el dedo como en la piel, el glitter se difumina como por arte de magia, y lo que queda es un brillo rosado y metalizado.

No, no es sutil pero tampoco es la fiesta de la purpurina:

Aquí podéis verlo en todo su esplendor, en zona alta de los pómulos y en todo el tabique nasal, en sombra y a pleno sol: me encanta ese halo frío pero sobrenatural, de piel de elfa, con el que baña el rostro.

Claro que éste era mi primer día de vacaciones con mi mejor amiga, que había viajado mil kilómetros para esconderse conmigo en mi paraíso de la mágica montaña alavesa, y ¿cómo no tener la piel radiante así?