Happy B-day, belleza!, de Kiko (II, las sombras magnéticas)

De esta hipnótica edición de celebración, me faltaba probar sus sombras magnéticas, uno de los éxitos de la firma que ha vuelto a ofrecernos aprovechando estos 25 años de belleza italiana.

Existe una tradición que dice que "el Domingo de Ramos, si no estrenas nada, no tienes manos", así que esperé a tan señalada fecha para estrenar una de estas dos magnéticas sombras.

Cuando me las enseño Nune, pensé que habría que acercarles un imán o algo así por el estilo, como con los famosos esmaltes magnéticos... 

Pero el magnetismo de estas sombras alude tan sólo a su composición, no a su uso que no puede ser más cómodo.

Son sombras en polvo suelto, en suspensión, pero atrapados por una base de imán que los devuelve a su forma primigenia una vez utilizados: la pastilla de color siempre queda con este bonito relieve con dibujo de aguas, a no ser que te hayas comido la mitad del producto, claro..., en ese caso, nada le libraría del boquete.

Cuestan trece euros y medio cada una: yo tuve suerte y gasté un bono regalo que tenía, llevándome dos por solo diecisiete.

Se declinan en cuatro tonos y yo elegí los dos primeros, que tú podrías decir que son idénticos porque se trata de dos marrones, pero el llamado Magnetic Shell es de matiz frío y de tono claramente taupe...

Mientras que el número dos, llamado attractive gold, es un castaño cálido surcado, efectivamente, por mil burbujas de oro.

Ambos son muy fáciles de aplicar coma con la yema de los dedos y sobre un buen primer.

Os ofrezco un primer look con el tono topo, mi favorito, ¿alguien lo dudaba? 

Y otro con el tono Attractive gold, que a mí me ha sorprendido tanto... que casi me gusta aún más (EDITADO):

Hecho con más cuidado y tiempo, no como el anterior que lo hice con algo de premura porque... ¡se me hizo tarde y quería asistir a la procesión! 

Pero creo que sirve para que os hagáis una idea de la maravilla radiante de esta sombra.

La veis en toda su esplendor, reinando sola sobre la prebase de Nars, en mejillas el precioso y a la vez discreto rubor Too femme de Too faced, y en los labios la barra de la colección, con cuyo envase mi primo el del iPhone se quedó obnubilado.