Probando 3INA: mi primer hallazgo del 2022

No es porque no tenga yo bastantes coloretes en mi tocador ni atesore suficientes labiales en mi neceser, quiero dejarlo claro..

Pero chafardeando en El Corte Inglés durante las pasadas navidades me surgió tremenda curiosidad por los productos de la firma 3INA.

De la cual sólo sé que se pronuncia Mina, que tiene un labial rosa palo en varios formatos, (mate, barra de toda la vida, gloss), como producto hit, y que mis youtubers de cabecera la adoran: suficiente como para picar.

Así que en esta primera toma de contacto,  me llevé por un precio razonable de veintisiete euros en total su famoso color de labios 503 en versión gloss, que era lo que andaba buscando,  y un rubor rosa pálido que me enamoró a primera vista.

Debo decir que la atención de las dependientas raya en acoso, me recordó a los peores tiempos de Kiko. 

No sé si es culpa de la política de la marca o de los grandes almacenes que la albergan...

La dependienta estaba empeñada en meterme por los ojos otros tonos diferentes de rubor, pero me mantuve en mi firme decisión de llevarme el color 310, porque milagrosamente no poseía hasta entonces nada parecido.

Ya no es sólo la encantadora polvera cuadrada, compacta, pequeñita y del mismo color que la pastilla que descubrimos dentro. 

Es que el tono 310 es el ideal si tienes la piel pálida como yo, y con subtono rosado.

Un delicado y delicioso color rosa batido de fresa, sí, el batido Okey de mi infancia, pero actualizado con cierto matiz melocotón dulce, como de pastelería americana: tono cupcake de fresa coronado con peach buttercream.

De textura mate pero sedosa y acabado luminoso aunque mate. Ay, que me muero de amor. 

Tanto me gustó el colorete al probarlo que pensé que el gloss me iba a encantar menos...,  pero estaba equivocada: son tal para cual.

Aquí los veis en conjunto, y en mi boca el afamado tono 503 pasa de parecer un "rosewood" bonito pero semejante a muchos otros rosas labio de otras marcas, a cobrar vida y también cierto subtono amelocotonado.

De verdad que en esta ocasión no iba buscándolo: ¡el matiz melocotón vino a mí!

Un melocotón rosado que nada tiene que ver, pongamos por ejemplo, con el Orgasm de Nars, porque éste el más dulce, más sólido y sin purpurinas.

Y en las tres últimas fotos podéis haceros cargo de la maravilla que supone el colorete: recién aplicado, en mi terraza, y tras varias horas de aplicación, en el parque con mi amiga Merl.