1 de septiembre: Lait Créme Concentré de Embryolisse a examen

Comienza el reflexivo septiembre y, si no dijera que ando envuelta en una nube de pereza y saudade, mentiría. ¡Somos humanos! Y de vacaciones se está muy bien..., y en el campo y la playa se vive de lujo...




Pero es cierto que tengo proyectos muy bonitos para este otoño: clubs de lectura, presentaciones de mi libro, proyectos laborales y de investigación que me ilusionan..., y puesta a punto en mis rituales de belleza, con alguna visita a farmacias interesantes. 




Por eso os desvelo hoy, con estas fotos que hice en mi tocador maestuano hace un año exactamente, cuál ha sido mi tratamiento de cabecera en este curso tan difícil que dejamos atrás. 

En 2020 "partí peras" definitivamente con el Skin rescuer de Kielhs, que aún veis en mi tocador pero que ya me resultaba  caro y muy pesado,  para encontrar al fin el príncipe azul de mi piel sensible: 




Lait-créme concentré de Embryolisse pasó en 2020 de ser un mito de la parafarmacia francesa, uno de esos pasos con mucho glamour del ritual de belleza galo (como vaporizar agua Evian sobre mi rostro, algo que también he seguido haciendo durante todo el curso), a convertirse en mi auténtico salvavidas:




Y es que, como dice la canción, me gusta todo de él. Me fascina el formato tubo de botica de toda la vida, que varía de tamaño bolso a king size, los precios se me hacen bastante razonables en relación a la calidad, y me enamoran el olor a tocador de dama y esa textura fluida pero cremosa.




Me gusta...¿todo? 

Llega el misterio de su formulación y resulta que mi crema hidratante de cabecera posee altos niveles de parafina, un elemento bastante odiado por mí, sin sonrojo ni tapujos. 

Podemos adherirnos a distintas teorías:


1) he oído decir varias veces a Noelia de La pinturera que la parafina es buena según y como, incluso conozco tratamientos en cabina que la tienen como ingrediente estrella. Habrá que ser humilde... 

2) o acudir a mi teoría del "escudo defensor": un activo cuestionado (siempre que no sea alcohol) puede actuar bien si está en buena compañía, y en este caso le rodean la manteca de karité, distintos ácidos magníficos, agentes humectantes y anti bacterianos... ¡y aloe vera!


Toda una poción mágica que unida y bien cohesionada, ha dejado mi piel muy bonita durante 2020 y 2021.

9 comentarios:

  1. Yo es que era como tú, huía de la parafina porque en los labios me genera más sequedad. Pero me la mandó una dermatóloga para la alergia, en una crema de LaRoche Posay y fue canela en rama. Ahí aprendí que no debía demonizar ingredientes, sino ver qué fórmulas me funcionan y cuáles no, y también como te digo, varía según la zona.
    Yo he vuelto (al trabajo y al blog) con muchísimas ganas, espero que tu rentrée sea bonita e ilusionante.
    Besitos.

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  2. Yo tb huyó de la parafina ❤️❤️❤️

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  3. Para mí es un básico. La uso como mascarilla una vez por semana. Una buena capa espesa que luego retiro con agua micelar.

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    1. También lo he utilizado como mascarilla puntual y es una gozada.
      Le he pegado la furia a mi madre, cuya piel es casi más problemática que la mía, y ahora compartimos crema...

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  4. Qué bien parece...¿cuanto cuesta? ¿Es cara?
    M.

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    1. Ay, es verdad que olvidé lo principal: el tamaño de 75 ml cuesta entre quince y dieciocho euros según dónde lo compres, no es para matar a nadie, aunque pronto os hablaré de mi otra hidratante de cabecera que sí es totalmente low cost...

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  5. No es conveniente poner etiquetas de bueno o malo a nada porque todo es relativo.
    La parafina tiene su utilidad, y dependiendo de la calidad de la misma, el origen, la cantidad, la posición en el inci, los ingredientes que el acompañan, el tipo de piel, y el objetivo, pueden irnos estupendamente, o masacrarnos la piel.

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