Solares 2021: un hallazgo, una segunda oportunidad, un chasco y una repesca

Agosto comienza y es el momento ideal para hablaros de los productos solares que estoy utilizando este verano... y esta pasada primavera, y en el futuro otoño, pues la protección solar no debe cesar nunca.

2021 ha sido testigo de un auténtico hallazgo, de una novedad que me ha robado el alma. Al fin puedo decir que encontré el protector facial perfecto: Blur Sun Secure de SVR, de venta en farmacias.

Me costó unos veintidós euros en El Corte Inglés y hoy bendigo el momento en que decidí visionar un IGTV de la maquilladora Sara Herrera donde hablaba de protección solar (en primavera, como debe ser) y lo recomendaba:

Me fascinan su envase, su formulación respetuosa con el cutis sensible y con el fondo de los mares azules, su olor a playa paradisiaca, tenue, dulce sin empalagar, con un maravilloso punto a limpio..., y no amo  tan sólo la protección que brinda a la piel sino su acabado, gracias a su textura en mousse y la tecnología blur. No es maquillaje pero deja mi tez preciosa.

Tanto ha sido nuestro idilio que lo terminé, porque al final lo utilizaba también en el cuerpo..., y aquí comenzó mi peregrinaje buscando sustituto. Estoy firme en la idea de reponerlo cuando un Corte Inglés se encuentre en mi camino, pero hasta entonces...

La segunda oportunidad ha sido para la bruma seca Bariesun de Uriage, también spf 50. 

Otro producto de farmacia que pedí el año pasado a Mi farma, durante el confinamiento, y que me defraudó porque yo pensaba usarlo en el rostro (en mi terraza con limonero), 

pero resultó muy graso para ese fin, a pesar de ser bruma y seca. 

En los meses de piscina le he dado uso corporal, que creo que es para el que fue creado, y me ha gustado bastante, ¡lo he terminado también!

El chasco: me dijeron que Garnier había sacado un solar muy fluido, nada menos que Super UV Fluid, y arrastrada por la novedad me dirigí en la víspera de nuestro viaje al norte a la perfumería de El Corte Inglés en vez de ir a la parafarmacia a por la joya de SVR, entonces que podía aún.

Mal hecho. Garnier ya no es tan barato (dieciséis euros me pidieron por este frasquito), y en cuanto lo probé en el coche (mil kilómetros de sol íbamos a soportar), mi padre dijo: ¡mmm, huele a colonia! Y yo me dije para mis adentros: huele a alcohol. 

Me había fiado del engañoso letrero "Sensitive", niñas no lo hagáis: miré la fórmula y el alcohol desnaturalizado brillaba ¡en primera posición!

Estoy tan enfadada que no voy a decir ni una palabra más. 

En Maestu encontré reposiciones del año pasado, que mientras no viaje a Vitoria o me enamore en el botiquín de Maestu de otra eminencia solar, van a ser mi apaño aunque estén levemente caducadas: 

La fabulosa loción corporal bifásica de Isdin (aquí la genial entrada que le dedicó Rebe)

Y la magnífica bruma solar de Ladival (aquí el post que le dediqué el año pasado).

¿Que también tiene alcohol? Sí, pero no en primer lugar, y rodeado de glicerina, Vitis Vinifera y vitamina E como poderoso escudo de contención.