Outfit y (no) Look de Boda: un chasco y un descubrimiento

El 16 de julio, día de la Virgen del Carmen, se casó  en Cáceres el hijo del mejor  amigo de mi padre, que tristemente falleció durante la  pandemia…

Razón de más para que nos volcáramos en la boda que ha sido el acontecimiento del año y yo diría que del lustro: Emocionante, llena de una felicidad agridulce y de mucha nostalgia.

Mi madre y yo hemos estado preparando esta boda, comprando vestidos, complementos, desde antes de la Navidad. 

Conseguí el vestido en el Corte Inglés, y es plisado como se estila  y de color esmeralda. A mí el verde no me hacía muy feliz pero esta tonalidad sí, y tras esta sesión fotográfica que me hizo mi amiga Merl acabé muy motivada.

Al final me gustaba tanto el traje que lo lleve sin más adorno: ni un triste chal aguantaba mi cuerpo, pues  en Cáceres hacía la friolera de 40°.

La boda fue en un precioso castillo, pero todo al aire libre para evitar contagios, y nos cocimos en nuestros propios tules.

Pero así pudieron lucir el bolso y el anillo que llevaba, y aquí vienen los descubrimientos: yo ya conocía la tienda Azul de Mar en Madrid, situada en la calle Altamirano (metro Argüelles), pero nunca había comprado allí complementos de boda.

Me decanté por un anillo de cristales verdes, que me costó solamente 9,90 €, y por el bolso más bonito que he visto en mi vida, un clutch  nacarado de rayas esmeralda, menta, amarilla, azul y blanco nácar por 37 €. 

Que además estábamos en plena rebajas de julio y se quedó en 33, y voy a utilizar en infinidad de ocasiones.

Respecto al look, todo fueron desastres #lol. Para empezar, nos habíamos  peinado en una peluquería de Madrid antes de ir al congreso de Ávila, 

pero cuando llegamos a Cáceres esos ideales bucles se vinieron abajo por la presencia del calor… y de una hermosa piscina en el hotel. 

Sí, dos horas antes de la boda mis padres  y yo nadábamos tranquilamente…

Así que nos peinamos como pudimos en el Hotel, con un secador de boquilla, y nos maquillamos sin saber que el calor iba a derretir cualquier resto de color en nuestra cara.

Empezando por el colorete Peach Sunset de H&M, que desaparece de las mejillas en cuanto suben las temperaturas. No así el Cameo pink, que permanece.

Y terminando por el gloss Shine shine shine de Essence que hay que retocar cada poco, pero brinda un fulgor tan especial que no me importa llevarlo dentro del nacarado clutch.