Paleta customizada, sombras nuevas de Corazona y post largo

No falla: en cuanto llega el buen tiempo se me dispara la vena creativa y me apetece organizarme un combo bien bonito aprovechando que tengo una paleta de madera de bambú:

Hace mucho tiempo compré esta preciosa paleta en Inglot y luego me di cuenta de que las sombras de la firma con las que pensaba rellenarla no me convencían: no tengo remedio, hay que quererme.

Me encontré con un espacio vacío para soñar..., y una carcasa de ensueño.

No es la primera vez que os muestro una paleta "a mi manera", o "by Adaldrida".

Llegué a depotar mi rubor melocotón favorito de L’Oreal y a ponerlo con mis cuatro sombras topó en un conjunto  muy básico pero con mis colores: ahora he preferido juntar sombras en una armonía neutra pero con un par de toques de color lima y piscina, un punch veraniego.

Esta paleta bien podría llamarse “nuevo amor, amor antiguo”, un verso de un poema de María Eugenia Reyes que siempre me ha gustado.

Porque, comenzando por un extremo, tenemos dos sombras de Nars que llevan conmigo más de un lustro: Stud, topo plateado, y Cordura II, castaño oscuro ahumado de base mate con chispa dorada que me acompaña desde 2010.

Y si pensabais que 2010 era una fecha bastante remota, guardo la mítica Satin taupe de Mac desde el 2008, año de la creación de este blog. Durante una década fue la única protagonista de mi tocador, y pienso que puede hacer una pareja perfecta con Diaval, un chocolate metalizado y que comparte con ella matices topo y es uno de los nuevos tonos de Corazona.

Estamos llegando a los tiempos actuales, pero antes de hablaros de mis adquisiciones más recientes, me detengo en estos dos sombras de Nabla que compré  hace un par de años.

Caramel me recordó a la mítica sombra Camel de Bobbi Brown, que nunca tuve pero siempre deseé tener: un mate perfecto para transiciones cálidas, en una tonalidad dulce pero poderosa.

Para mí el color del verano es, sin dudar, el azul piscina, más o menos profundo. Siempre intento tener a mano un jumbo o sombra en esta cautivadora tonalidad. Algunas me salen peor, recuerdo sombras turquesas de Mac que no pigmentaban, pero Virgin Island de Nabla no defrauda. De textura sedosa y acabado vibrante y metalizado, esta sombra inunda de frescor y vacaciones mis párpados...

Llegamos, por fin, a hablar de Corazona, marca de bajo coste y gran calidad que comercializa la web Maquillalia. El año pasado lanzaron sombras individuales, de las que sólo llegué a hacerme con ésta, Golden hour. 

El poético nombre no puede ser más adecuado: se trata de una poderosa sombra luz con un reflejo en oro pálido enloquecedor.

El resto de la oferta cromática no me acababa de convencer... hasta este año, en que la han ampliado. Pedí tres sombras hace unas semanas y me quedé con ganas de, por ejemplo, un turquesa mate llamado Turmaline o la sombra negra Dementor, que ya solo por esa alusión literaria y fantástica enamora.

Al final me hice con Diaval, el rico chocolate ya mostrado, y con otras dos sombras bien especiales y bien distintas entre sí:

Estoy hablando, por un lado, de la sombra Airen, un verde metalizado entre loro y lima, absolutamente electrizante, compañero ideal de cualquier azul piscina..., y de Lolita, de nuevo magistralmente bautizada, un rosa batido de fresa mate pero muy cremoso que puede servir hasta para ruborizar las mejillas.

Y si han llegado hasta aquí, mis aguerridos lectores merecen al menos un intento de look, y así se les dará.

Ayer vestía mi top turquesa de Landers y llevaba una mascarilla FPP2 verde agua de La boutique de los perfumes, así que en la esquina externa del ojo extendí Virgin Island de Nabla...

Para difuminar y fundir en el resto del párpado móvil con la magnética sombra Airen de Corazona. 

No soy pro, no tengo buen pulso y he perdido a mi depiladora de cejas, por lo que el look no es ningún prodigio, pero me siento un poquitín orgullosa de haber fusionado estas dos tonalidades en mis párpados, y de haber podido fotografiar la unión.

Y para que podáis ver el resto de sombras, termino con esta foto gamberra de domingo en Haro, en la que se muestra el tono Golden Hour iluminando el lagrimal, el tono Diaval subrayando la línea de agua y Lolita sonrojando mis mejillas.

Nuevo amor, amor antiguo.