Look Angelical con Belle, usando sólo tres productos

La estética se rinde ante la ética: las casas de maquillaje diseñan productos que nos ayudan a vivir como buenos ciudadanos, cumplir normas sanitarias y soportar mejor el momento mascarilla.

Y es que los nuevos productos de Belle, firma de precios low pero de alta calidad que se comercializa en los supermercados Eroski, nos facilitan la vida..

Una vez más me enviaron desde la marca su nueva colección, Angelical, en un práctico y a la vez coqueto paquetito con una nota personalizada:

Lo primero que llamó mi atención fue una polvera poéticamente llamada Angel wings, alas de ángel, como corresponde a su pastilla de color blanco:

Belle ha venido a solucionar una auténtica laguna en nuestros neceseres, y ha creado un polvo translúcido fino y eficaz.

Yo antes no solía fijar mi maquillaje: en invierno uso bases líquidas y en verano, bases en polvo, pero esta nueva normalidad que vivimos lo ha trastocado todo. Aplicado a toques en nariz y barbilla, este polvo de hadas (o de alas de ángeles) fija y da esplendor a pesar de la mascarilla. 

Le he asignado esta brocha de Urban Decay que conseguí por sólo nueve euros con noventa,(ojito las gangas de Sephora)  porque la mejor manera de ahorrar en limpieza es tener mis pinceles reservados en exclusiva para determinados productos. 

Pero si ésta era una herramienta necesaria, pasamos a las dos auténticas "varitas mágicas" que han llenado de luz mi maquillaje: en cuanto vi estos tubitos creí que eran labiales líquidos y no anduve tan errada, porque aunque el letrero diga "sombras en crema", Cristina Santigosa me advirtió que pueden utilizarse en labios... o en piel, ¡y eso he hecho!.

El tono  número uno, llamado Cosmic Light, es un rosa nacarado casi blanco, casi a juego con la delicada rosa del espolón que le sirve de atrezzo. que puede iluminar las mejillas y lagrimal de una manera altamente satisfactoria, aunque hay que ser bastante rápidos al hacerlo.

Esta flor no es del Espolón sino ¡de mi terraza!

Y por su parte, el número dos Falling Star posee, además de otro nombre muy evocador, un oscuro tono ciruela escarchada que me recuerda a un labial de Maybelline que usaba yo en Pamplona, hace la friolera de dieciocho añitos. Y en mejillas, con mano ligera, aceptamos pulpo también.

Vayamos a la acción. 

Las fotografías fueron hechas tras un cuarto de hora de mascarilla: no es mucho, pero me encargué de usar una  FPP2 con refuerzo en la zona de la nariz que suele destrozar al minuto cualquier base de maquillaje que haya en nuestro apéndice nasal. Para más escándalo  utilicé la hidratante con color Pure Radiant de Nars, que no es de larga duración precisamente.

El polvo de Belle (que contiene talco, mica y silicona pero se aplica de una forma muy volátil), fijó el color sin acartonar, aportando una apariencia tan etérea como su propio nombre. A lo cual ayudó el haber aplicado antes la sombra Cosmic Light en el tabique, lagrimal y parte alta del pómulo, difuminando con una brocha para corrector.

En las mejillas extendí sólo un punto de sombra Falling Star, con cuidado, difuminando con dedos y brocha, y se integró perfectamente en la piel.

En labios y párpados utilicé las dos: el tono más oscuro como base por toda la superficie y el claro en el centro, como punto de luz. 

Como labial líquido no tienen parangón, pero a mí "lo que me acabó de enamorar" fue el uso de la sombra Cosmic Light iluminando el rostro, desde el lagrimal a la mejilla y el nacimiento de la nariz: aporta un efecto nacarado, de porcelana o cristal, frío pero dulce y sutil y ¡casi eterno!