Mis regalos de Santo 2021: un post de Makimarujeo

Aquí somos muy de tradiciones, y como ayer fue mi Santo... o lo es hoy, que nadie se pone de acuerdo y el hecho redunda en felicitaciones dos días seguidos... vamos un año más con la crónica de los regalos. Un post de makimarujeo para celebrar Pentecostés como se merece.

Incluyo, como regalo de Santo, el collar que aparece en esta foto y que en mi  Instagram ha triunfado como las natillas de chocolate, porque es una medallita de la Virgen del Rocío hecha en pasta pintada y puesta sobre un cordón negro, ¡una medalla hippie y artesanal!

Es de la calle Evangelista de Sevilla, en pleno barrio de Triana: la venden en una tienda que se llama Elisa Molina y la hay en muchos colores, pero mi amiga Inma, que me la entregó al despedirme en Sevilla, me conoce y conoce mi pasión por el turquesa, como se ve en mis uñas y en mi anillo, y...

Y ahora sí, vamos a mi familia riojana y cómo me dieron una calurosa bienvenida en Logroño. 

Mi prima Claudia trabaja en una tienda de esta bonita y acogedora ciudad: Landers, a principio de a Gran Vía..., y los regalos de ropa solemos comprarlos allí por aquello del #ConsumeLocal.

Fui a presentar mis respetos e iba flechada a auto regalarme esta camisa turquesa con flecos porque ¡es mi color! y favorece muchísimo..., pero Claudia no me dejó pagarla: "ésta te la regalo yo".

Algo de la misma tienda que sí fue sorpresa: mis tíos Javier y Eva me regalaron esta preciosísima sudadera en color azul cielo con cintas de raso, arreglá pero informal, talla única ¡y es la mía!, y de tejido gustoso como pelito de entretiempo: es para vivir dentro y vivir eternamente dormida de puro gusto...

Ahora hablaré de los regalos rándom, que hay bastantes: comenzando por mi primo el del iPhone que continúa culturizándome en las tecnologías y que ha tenido la bendita locura de pedir a Amazon ¡un aro de luz para mí!

Y mi padre me lo ha montado, sólo me queda aprender a utilizarlo. Tiene un mando que te ayuda a pasar de una luz tenue a un locurón neón, y de la calidez más amarilla a la frialdad absoluta. Me siento ignorante pero poderosa: nunca más clases online entre brumas o fotos invernales sosas, ¡lo juro a lo Escarlata!

Mi tía Ana me regala un colgante de cuarzo rosa (sí, eso que hay ahí es un colgante), acompañado por un 43 de luces neón como de discoteca que tenía para mi cumpleaños y, como fue en plena segunda ola y ella es enfermera, no me lo pudo entregar y me lo da ahora: ¡ así de divertida es mi familia!

Y mis padres, a lo práctico, me han comprado la única lámpara que me faltaba para acabar de vestir  mi casa.

Este año los regalos han sido muy luminosos, algo muy adecuado porque la luz y el fuego son símbolos del Espíritu Santo, además de la famosa paloma, que sólo alguien con poca cultura simbólica  puede tomar en sentido literal: ¡no, señor X, los católicos no creemos en "palomas que embarazan"!