Bésame mucho: Power Plumpin Gel de Catrice, EL labial low cost

 Para borrar el "mal sabor de boca" hablaré en esta entrada de una barra de labios que me entusiasma, y además cuesta menos de cinco euros y, además, he conseguido hoy retratar sus diferentes tonos en fotografías aceptables, algo que no siempre se consigue... 

Hoy el cielo y la tierra me sonríen, hoy llega al fondo de mi alma el sol..., como dijo Bécquer. 

Mariposas en el estómago siento yo a la vista de estos labiales,  los Power Plumpin Gel de Catrice: she´s got the power y es un poder real el de sentir los labios hidratados, con volumen y a la vez con tonalidades dulces de niña inocente, que el poderío y el candor no están reñidos.

Descubrí estas barras de labios gracias a Mareas, al igual que las anteriores, pero me gustan mucho más. Y no sólo porque su acabado jugoso y lácteo sea mi favorito, sino porque sus colores se funden en el labio con amorosa naturalidad, no como una lucha de acabados estrella que terminan por eclipsar tu boca. 

Número 30

El número 30, el primero que descubrí gracias a Mareas, dicen que es clon del famoso Pillow Talk de Charlotte Tillbury, pero para mí no es clon de nada porque brilla con luz propia, con la cremosidad del caramelo y su mismo color. Es un tono labio dulce, marrón glacé, con matices teja y melocotón de lo más interesantes...

Una vez descubiertos, decidí adentrarme en el maravilloso mundo de los Power Plumpin Gel probando otras tonalidades porque, ¿quién se resiste a un labial de calidad por cuatro euros con cincuenta y nueve céntimos?
Así que me hice con sus compañeros, los tonos cuarenta y cincuenta. 

El número 40 es muy parecido al 30, no lo voy a negar, pero es otra vuelta de tuerca al concepto color labio, es mucho más rojizo, más piruleta. Ha perdido los matices castaños en favor de los más rosados, y es igual de cremoso e hidratante:

Número 40

El tono cincuenta posee la misma textura que los otros dos pero difiere en cuanto a acabado: ya no es sólido, no es crema sino escarcha. Se trata de un rosa batido de fresa muy pálido, muy frío, con un cierto aire lavanda muy armonioso y micro purpurinas plateadas bailando a su superficie, lo que le da cierto halo metálico, de fiebre de sábado noche:

Número 50

Me recuerda a lo que debería ser el colorete Angelika de Nars en mis mejillas: un delicado y tierno tono algodón de azúcar. De todos los modos, sé que lo voy a utilizar mucho menos y de los tres es el que he comprado por experimentar colores y looks, el único que no va derecho a mi neceser de bolso.

Y es que este producto es ideal para llevar en tu bolso, sea cual sea su tamaño y capacidad, porque su envase es, además de negro y dorado, sobrio pero lujoso a su manera, minimal: toda la barra es comparable a mi dedo índice, cabe en cualquier hueco pero se encuentra con facilidad. Es cremoso pero no se desmorona, ¡lo tiene todo... por menos de cinco euros!