Ésta es la fantástica historia de cómo Adaldrida visitó dos ciudades portuguesas y conoció Galicia... en el intervalo de cuatro días. Intensidad laboral y turística que vamos a aprovechar para marcarnos un Post de viajes, una de nuestras largas crónicas portuguesas... y ahora gallegas.
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Gif con mi bff, María Eugenia Reyes Lindo |
Y si hablamos de intensidad, la de hace dos viernes, en la que impartí un seminario de hora y media en la Universidad de Oporto cuya preparación me había llevado por la calle de la amargura durante toda la semana, y por la noche recibí la visita de esta encantadora personita.
¡Mi amiga Merl se venía con su amiga Ana a realizar un Road trip portugués conmigo!
Estuvimos en Oporto el viernes por la noche, donde descubrí que la estación de Sao Bento podía ser aún más mágica iluminada, y el sábado en el que anduvimos por rincones tan únicos como el arco de las verdades.
Compartimos al fin una francesinha, ante la cual caí rendida, y una botella de vino de Oporto por las noches, comprada en las bodegas Sandeman, pero para no alargar el Post, esa será otra historia.
Sin embargo no quiero finiquitar aquel sábado en Oporto sin recordar que era 29 de febrero, una fecha épica, y que paseamos por Rúa das flores y yo me compré un anillo precioso y descubrimos un grupo callejero de Country que tiene Instagram: The Periwigs. Digno de verse y oírse.
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Coímbra bajo la lluvia |
Pero el domingo alzamos el vuelo para ver dos ciudades viajando en el coche de mi amiga: spoiler, llovía. Llovía mucho. Subimos y bajamos escaleras empapándonos y viendo la catedral, el casco antiguo, y aunque bajo el manto de lluvia no pudimos ver gran cosa, saboreamos la iglesia del monasterio de Santa Cruz con sus impresionantes azulejos interiores:
También fuimos, por supuesto, a ver el río y el puente de Santa Clara: en el que protagonizamos una foto digna de Rosalía: llevo camarón en la guantera...
Todo se explica: estábamos llamando a nuestra otra amiga para que posara junto a nosotras, ja, ja, ja.
Fue una mañana un poco fallida, pero otra cosita nos esperaba en Aveiro. Llover seguía lloviendo con ganas, pero me compré una capa de lluvia en un comercio local y decidí disfrutar de los canales de la Venecia portuguesa como nos merecíamos.
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Aveiro |
Que si la han bautizado con este bello nombre es por algo, os juro que no se trata de ningún reclamo turístico. La ciudad está rodeada y surcada de preciosos canales con góndolas, pero a la vez no pierde la particularidad portuguesa, como se ve en las pintorescas fachadas de colores:
Pero todo hay que decirlo: ¡los lugareños de Aveiro no son tan acogedores como los de Oporto! Al que me vendió la capa de lluvia le faltó escupirme por ser española: mi amiga indignadísima quería que nos fuéramos, pero llovía tanto y el viento me había roto el paraguas que pensé: en cuántas ocasiones un orgullo tonto nos deja, ¡encima!, sin lo que queremos.
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Vistas de Pontevedra desde el Hotel rías bajas |
El lunes se fueron mis amigas y me quedé desolada, pero tenía que trabajar bastante porque solo un día después viajaba a Pontevedra. Iba invitada por la universidad y tuve que prepararme a conciencia, pero también fue un día y una noche mágica como ya sabéis.
Me alojaron en el Hotel Rías bajas, en pleno centro peatonal, que recomiendo vivamente: el día que sirven caldo gallego en el menú es una fiesta.
De Pontevedra me gustó hasta la lluvia: Bajo su pertinaz serenata me enseñaron la plaza de Herrerías que veis en la imagen, la plaza de la leña con un cruceiro inolvidable que no pude retratar por culpa de las sombrillas anunciando cerveza Estrella Galicia, la plaza del Teucro y la estatua de Valle Inclán.
Y lo recomiendo todo, y volvería mañana mismo a pasear por sus calles mojadas del brazo de sus gloriosos poetas.
Hola? Mencanta!! Quiero más road trips en el blog!
ResponderEliminarM.
Una fotos muy chulas excepto la del caldo, ¡es que no me gustan nada los caldos y la sopas!!! ja ja ja
ResponderEliminarBesos
Pues mira por donde te he hecho caso y la he cambiado, porque como no hablaba de comida en todo el Post no venía a nada.
EliminarEn Coimbra comimos en un lugar que decían que era famoso: Cantinho da sota pero no me pareció nads del otro mundo.
Woww pues q pasada. No he ido nunca. La anoto
ResponderEliminarQue preciosidad de lugares!! Yo tb quiero más road trips en tu blog!! Besosss
ResponderEliminarEse caldo gallego, como colofón de un fin de semana mágico, debió caerte de lujo.
ResponderEliminarPrecioso post!
Como gallega que soy,que voy a decir del caldo, jeje
ResponderEliminarSi queremos más Road Trips...
ResponderEliminarPara las que quieren más Posts de viajes: tengo fotos preciosas de Vigo y bastante material de Oporto, pero los iré espaciando para no cansar.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias siempre.
Galicia es una maravilla, y sus gentes también.
ResponderEliminarUn bonito viaje, aún con lluvia. Besos!
Anda que no lo estás pasando bien. Y yo que me alegro, como dice una amiga, se te está poniendo "cara de viaje" (que por lo visto es una felicidad distinta, pero muy molona).
ResponderEliminarPásalo bien, aunque ahora tengas que estar más en casita.
Besitos
Realmente era el último viaje que iba a hacer en una temporada y yo sin saberlo...
EliminarQuerida Adaldrida:
EliminarQuién nos iba a decir entonces lo que vendría después. Agradezco esos mágicos días que pasamos juntas, que nos mostraste Oporto y nos acogiste en tu casa. Nunca olvidaré los paseos, las confidencias, la lluvia. Eres un ángel Rocío.
Con todo mi cariño.