"La primavera está en la esquina, esperándote sentá”, rezaba una preciosa pieza del primer disco del cantautor Fernando Arduán, a la sazón hermano de Lord Scutum, mi mejor amigo, que acaba de llamarme y me ha dado mucha envidia: confinado, sí, pero en su chalet sevillano, con un patio que estalla de azahar.
Aquí no tengo azahar ni patio, pero en este día en el que comienza la primavera he vuelto a abrir la primorosa bolsita de cartón blanco perfumado que me dieron en Claus Porto con los dos jabones que compré allí, en su local de Rúa Das Flores, cuando se podía caminar libremente por las calles.
Claus Porto es la conjugación de Alemania y Portugal: en 1887, dos caballeros alemanes enamorados de la materia prima portuguesa abrieron su fábrica de jabones en Oporto. Desde entonces ha transcurrido más de un siglo que convirtió este pequeño negocio en una firma nicho de la perfumería artesanal, eso sí, con precios nicho también.
Hay perfumes de esta firma vendiéndose en todos los espacios multimarca suficientemente exclusivos del mundo, pero es un gozo acudir a esta sede tan especial para disfrutar de sus jabones hechos a mano, y de sus delicados aromas velados con relucientes campanas de cristal. En ellas se reconcentra la fragancia de cada pastilla, y puedes manipular para dejarte envolver.
Y, cuando pedí permiso para hacer fotografías, además de concedérmelo me invitaron al piso de arriba, desde el cual se ve esta hermosa panorámica y donde tienen todo un museo del perfume, pues ciento treinta años dan para mucho, como podéis ver en la imagen que da entrada a este post.
De la tradición artesanal a la novedad puntera: pude probar sus aguas de colonia lanzadas en 2018 por la perfumista Lyn Harris, que a mí me suenan un poco a Hierbas de Ibiza: es ese mismo cóctel de cítricos y hierbas aromáticas que recrean pinos junto al mar: bergamota y lavanda en la salida de casi todas, musgo y almizcle en el fondo, y lo que va cambiando es el corazón: mandarina y azahar en Agua Clementina, enebro en Agua Porto...
La que más me tienta es Agua Geranium poseedora de un toque floral de angélica, rosa y geranio que la hace deliciosa, fresca pero ya un poco más armada, más sensual, y tiene una buena duración en la piel. Estuve a un paso de comprar la talla de viaje...
Pero acababa de adquirir la bruma de almohada de la línea Sublime Mimosa en Zara Home que, por cierto, funciona como ambientador de hogar, pero no para perfumar la piel. Evoluciona raro, en el aire o en la ropa de cama huele gozosa y en mi cuello acaba haciéndose odiosa. Una pena.
Aquella tarde me llevé dos jabones en su formato pequeño, a ocho euros la unidad: Voga, con un suculento corazón de Mimosa para mí , y para mi madre Madrigal, con toques de canela y muguet y un poético nombre que alude a la estrofa métrica tan utilizada en el Renacimiento. Ocho euros son muchos euros, pero esta pastilla me recuerda el famoso madrigal de Gutierre de Cetina:
Ojos claros, serenos,si de un dulce mirar sois alabados,¿por qué, si me miráis, miráis airados?Si cuanto más piadosos,más bellos parecéis a aquel que os mira,no me miréis con ira,porque no parezcáis menos hermosos.¡Ay tormentos rabiosos!Ojos claros, serenos,ya que así me miráis, miradme al menos.
... Y eso, como diría un famoso anuncio de nuestra historia más reciente, no tiene precio.
Lo que más me ha gustado de la entrada son los poemas. Te para fraseo tu lema:¡La belleza nos salvará del cólera! (y de la cólera). Tienes razón con el confinamiento. Tengo familiares en cortijos que se lamentan de que pasean por campos solitarios y que no tienen fibra en sus remansos de paz libres de virus. Lord Scutum es un caballero digno del Decameron. Mis familiares son posmodernos dignos de Bauman y de Baudrillard.
ResponderEliminarEs que el madrigal de Cetina es para impresionar, y Lord Scutum, también.
EliminarÚltimamente te sales a la hora de describir perfumes...
ResponderEliminarQué maravilla de local (ese suelo) !!! El jabón Madrigal creo que lleva mi nombre..Y yo también quisiera estar en un campito lindo y sano en vez de en una ciudad comida por el virus..Pero aquí seguiremos, ánimo y fuerza para todos, besosss!!!!
ResponderEliminarYo también me había fijado en la maravilla de piso...
EliminarLo que más me gusta es el papel que los envuelve, ¡qué diseños!
ResponderEliminarEs cierto, mi madre sé que acabará usando el suyo, Madrigal, pero yo he comprado el mío para perfumar cajones o más aún mi tocador, como objeto de coleccionista, por lo que nunca lo voy a abrir ni retirar el magnífico papel que lo envuelve ...
EliminarMira que no soy muy de jabones, pero leyéndote dan ganas de comprarlos.
ResponderEliminarYo vivo en el campo, hace un año me compré una casa con finca y ahora me siento muy afortunada. Desde aquí, muchísimos ánimos para todas las personas que viven en pisos, que tienen muchísimo mérito...
Quién nos iba a decir que una pastilla de jabón se convertiría en acto de amor...
ResponderEliminarBesos!
¡Qué sitio tan bonito y qué amables fueron dejando que lo fotografiaras para compartirlo con nosotras!
ResponderEliminarUn abrazo, te deseo que estés muy bien.
Jope, me hubiese encantado ver la de enebro, tiene pintaza. El sitio precioso, y la gente qué amable, sin duda.
ResponderEliminarBesotes