Paletitas de Miyo Makeup: mi último descubrimiento del año

A estas horas, todo el que es "alguien" en el mundillo de la belleza* está haciendo sus recopilaciones de favoritos y hallazgos del año, y una hobbit pija, a pesar de ser Blogger de andar por casa (en bata y zapatillas), no iba a ser menos.

Ya os hablé en el post anterior de mi neceser en 2019, y dentro de él, de los favoritos y las decepciones... Respecto a descubrimientos, ha sido importante para mi piel la irrupción de la gama bío de Garnier (sí, se puede cuidar el cutis con cremas baratas, lo importante son los ingredientes), los sueros de The Ordinary, y...

Respecto al maquillaje, parecía que no iba a haber nada nuevo bajo el sol, que Nars en cuanto al lujo y las marcas más o menos low cost de siempre (con énfasis en Catrice y Sephora) se iban a repartir mi corazón…, cuando aterrizó un nuevo local de Druni en la Gran Vía de Logroño, en plena campaña de Navidad y con marcas nunca vistas en tienda por mí: Bell, de la que he probado muy poco, y esta absoluta joya, Miyo Makeup by Pierre René.

A partir de esta imagen, #NoFilter, sin trampa ni cartón

Lo del apellido tiene su aquel: yo no lo había visto y cuando metí el dedito en algunas de sus sombras y vi que eran mantequilla o seda, pensé: me recuerdan a mi textura favorita de Pierre René, firma que yo compraba en la tristemente desaparecida perfumería Renascence de Logroño.
Y fue levantar la vista, leer el "By Pierre René" y decir, me encaja todo. Han cogido una marca barata, le han lavado la cara (porque los envases más cutres no podían ser), et voilà!

Número 14 Killing me softly

Mi primera compra la puse a prueba en mi maquillaje de Nochebuena y me fascinó.
La marca vende por cinco euros y medio unos quintetos muy cucos en su simplicidad, y muy versátiles en su combinación de acabados. Yo elegí esta mezcla de grises y malvas con nombre de una canción mítica, gracias a la cual nací yo. Sobre todo los dos grises iniciales (plata y hielo) y el lavanda pálido en cuarto lugar son pura crema y oro puro.

Oh, she´s a gold digger

Aunque para oro, la paletita que pienso estrenar en Nochevieja; "Oh, She´s a gold digger" también es el nombre de una canción; esta vez de Kanye West, podría haberme enamorado yo bailándola y cerrábamos el círculo, pero en realidad no la conocía y he tenido que buscar en Google...

Bromas aparte, debe ser edición limitada o de una colección nueva, ya que viene con funda de cartón estampada. Y posee un negro mate denso, cremoso y oscuro como pozo sin luna, un café claro también mate perfecto para transiciones y tres sombras espectaculares: un oro amarillo y un bronce rosado metalizados y un grosella de base mate pero lleno de burbujas doradas.

Y sin embargo, que diría Joaquín Sabina... Lo que de veras me ha arrebatado de la marca no son sus paletas (que entre cinco tonalidades, alguna puede fallar), sino sus sombras individuales (y una en particular), y sus pigmentos sueltos.

El pigmento se llama Devil Kiss, ¡con lo bien que iban! Beso del diablo: ya sabéis que no me gustan estos nombres que juegan a provocar... y no escandalizan ya a nadie, pero ofenden las creencias de muchos. (Un beso del diablo debe ser peor que el de un Dementor, no tendrá nada de lujuria, oyes.)
El pigmento en sí es una pasada color ámbar y en el primer post del año os hablaré de cómo se comporta, pues será el protagonista de mi look de Nochevieja.

Arriba, Dynamite- Abajo, Devil kiss

Pero más aún que el pigmento me arrebata la sombra número 35, llamada con acierto Dynamite porque es pura dinamita y ha ido directamente a mi neceser de bolso,
Ya me conocéis: mi amor por la tonalidad topo en los párpados es proporcional a mi pasión por el melocotón en las mejillas. Y esta sombra no solo es topo sino que tornasola, brilla y es cremosa.
¡Lo tiene todo para llenar de misterio el 2020!

*modo ironía on, supongo que se entiende. ¡Feliz Año Nuevo!