Paleta de rostro "Pocahontas", de la colección Princesas Disney de Essence

Hoy lanzo al mundo uno de esos mensajes repletos de ansia viva que suelo evitar en este blog. Hace un tiempo lo hablé con Naoko, de Not so addicted to beauty: no es mi oficio provocar agonías ni crear necesidades a diestro y siniestro, pero sí señalar lo que verdaderamente merece la pena, sea efímero o no.

Y en este caso sí, debo decirlo, es necesario: ¡Corred, insensatas!
Si las paletas de sombras de ojos de la colección Princesas Disney de Essence me parecen como de juguete (pura purpurina que se deshace entre mis dedos), hay una que es oro puro: la de Pocahontas para definir y dar calidez al rostro.

Bien es verdad que cuesta 9,95 euros, que en un principio siendo Essence, marca low cost por excelencia, duele un poco..., pero en cuanto pasas un dedo por las cinco sombras de color que contiene te das cuenta de que la calidad lo merece.

Descubrimos cinco tonalidades para realzar la piel, absolutamente mates pero en absoluto polvorientas, que combinan calidez y frialdad.
Ya podemos respirar tranquilas al adquirir o rescatar paletas de colores fantásticos que no nos ofrezcan, (¡anatema!), la obligada sombra color piel para iluminar el arco ciliar: aquí tenemos una fría y otra cálida que nos pueden durar la vida entera y que preparan un lienzo perfecto en nuestros párpados.

Pero el plato fuerte de la paleta se viene mostrando en la fila inferior con tres sombras bronceadas que me transforman en la Janice de Friends para tartamudear de emoción... Oh... Dios... ¡mío!

Polvos de sol en un chocolate más o menos profundo a izquierda y derecha, muy dulces y apetecibles, y en el centro un topo ideal para simular sombras en nuestro pómulo o mentón y definir nuestro rostro con suavidad y sin artificios. La brocha lo carga con la delicadeza del merengue y lo deposita y difumina en la piel con esa misma cremosidad.

Hasta ahora me ha sido muy difícil encontrar texturas así, en acabado mate pero sedoso, para definir el óvalo de forma natural y fácil. Junto a las dos brochas faciales de la misma colección, y el pincel de difuminar en el párpado, éste es el resultado:

Utilicé las cinco sombras que la paleta ofrecía, cada una en su lugar: incluida la de color piel rosada para aportar luz al tabique nasal y el bronce oscuro en la cuenca del párpado, el color topo en la zona de la papada y bajo los pómulos, y el precioso tono cacao claro inundando las mejillas.
Y logré..., ¡un rostro cálido, que no pálido!