Pinceles de la colección Princesas Disney de Essence: no son ningún juego

En los últimos tiempos he tenido que jubilar de manera masiva mis aguerridos pinceles, ya que algunos databan del año dos mil seis.
Ya me planteaba buscar algún set de Primark, que son toda una lotería pero la calidad suele ser aceptable, y completar con algún lujo extra en Sephora, como hice a principios de año al adquirir una esbelta brocha para aplicar iluminador...

...Cuando me di de bruces con esta media colección de Essence, en el diáfano e iluminado local que ha instalado en la Gran Vía de Logroño la Perfumería Prieto, una cadena que me resultaba agradable pero hasta ahora casi invisible, al situarse en una zona de la ciudad poco transitada.

Ha sido un gran (re) descubrimiento: su política de precios bajos resulta atractiva pero no agresiva, en ningún caso te sientes intimidada mientras curioseas por la tienda y la limpieza en los muebles expositores y alegría contagiosa en las dependientas invita a regresar.
En este nuevo locus amoenus hallé la colección Princesas Disney de Essence, compuesta por unas paletas que me parecieron un poco de juguete...

... Y una serie de pinceles para párpados y brochas para el rostro que se caracterizan por todo lo contrario: profesionalidad, calidad, sobriedad que se hace notar desde el envase que las recubre individualmente. De plástico, sí, es lo único que podemos afear a la marca, pero de una impecabilidad que impone respeto y despierta admiración.

Al retirar el ominoso plástico, nos encontramos con seis ejemplares de los cuales yo me llevé a casa cinco: dos brochas gruesas para contorno y rubor a un precio de 4,99 euros, y cuatro pinceles para maquillar los ojos a 2,99 euros la unidad.
Impresiona la belleza de las virolas, cromadas en un oro que refulge, y de los mangos en negro mate y suave, no manchadizo, con el nombre y la silueta de la respectiva princesa Disney grabado en dorado también.

Respecto a lo que verdaderamente importa, el pelo, es sintético como puede esperarse de una firma libre de crueldad animal, y suavísimo pero preciso. Yo ya estaba acostumbrada a enamorarme particularmente de las brochas de esta marca, pero creo que con esta colección han superado toda barrera y expectativa.

Las cerdas son blancas y negras, apretadas y suaves, acariciadoras. Hay un pincel que me ha encantado porque cubre una necesidad real para mí: el más pequeñito, el que corresponde a Tiana, denominado pincel de detalle y que he destinado para iluminar el lagrimal: nunca tenía a mano ninguna herramienta para este importante menester.

Los otros dos son un Smudge y un pincel difuminador, apadrinados por la sirenita Ariel y la princesa Jasmine, perfectos para lograr un ahumado preciso y sin cortes bruscos. La calidad de las cerdas creo que salta a la vista en estas imágenes.

Y por fin llegamos a las brochas para trabajar el rostro: la de Pocahontas sirve para contornear, en conjunto con su paleta de contornos que es la única de la colección que logra tentarme, pero mientras me decido o no por ella, y mientras aprendo a contornear mi rostro, la utilizo para aplicar la base y me fascina su delicadeza y minuciosidad.

Por último, la brocha destinada a iluminador no me parece apropiada para semejante fin, pues resulta muy densa y redondeada, pero como herramienta para concentrar un rubor pálido no tiene igual: tupida, sedosa y precisa, ilumina la manzana de las mejillas con la justa dosis de color.

Para terminar esta larga reseña, os muestro un maquillaje realizado cien por cien con estos pinceles: gracias a ellos, una base preciosa pero muy volátil se asentó mucho mejor, un colorete bastante pobre lució fresco y vivo, y las sombras de la última paleta de W7 destacaron como merecían: qué buen vasallo, pues hubo buen señor.