Bésame mucho: oda al labio gótico (Mac & Chanel en Venecia)

Se lleva el labio gótico. Telva lo dice, y yo asiento con perfecta devoción, pero con cierto escepticismo: ¡se lleva "llevando" muchas temporadas! Y el labial oscuro casi negro no es para mí.
Pero en mi último viaje (a Venecia y por trabajo, si queréis una reseña amplia del tipo "qué ver, dónde comer y dónde no dormir"..., pedidla y se os dará), cambié de idea.

Porque todo es cuestión de acabados y texturas, y he visto labiales oscuros casi negros, corintos imposibles... pero saturados de brillos, glitter y transparencia, y no planos, mates y como sin vida.
Os cuento cómo fue:
Entre conferencia, góndola y catedral, encontré un local de Mac y hay que ver cómo cambian las cosas en el extranjero: aquí no me permito ni una mirada a los locales de la marca por parecerme muy caros, pero un congreso me parece la excusa perfecta para invertir en uno de sus labiales:

Recordé que mi última adquisición fue precisamente hace dos años en Roma, el Loverlorn que es mi labial rosa favorito, porque estábamos en octubre, mes de la lucha contra el cáncer de mama... Y sí, miré labiales rosas de nuevo, pero cuando mis ojos tropezaron con el On and on no hubo retorno:

Me acordé de la revista Telva y su consejo: este grosella casi negro sí me convence, este gótico sí me enamora. Se trata de un labial frost, por lo que dura bastante en el labio aunque no lo hidrata (ni lo deja seco tampoco, afortunadamente), en un color uva pasa muy translúcido y metalizado, y recubierto por un finísimo festival de micro purpurina:

Creo que con señalar que mi madre me animó a gastar los casi veinte euros que pedían por él, está todo dicho.
Mi madre, que siempre me desaconseja labios "de cabaretera", que aborrece los rojos profundos y para quien algunos de mis melocotones tienen ya demasiado color. Mi madre, adoradora del beige universal, cayó rendida ante este efecto:

Efecto espejo y enigma, un labio gótico dulce y transparente, como si la boca fuera una escarcha oscura pero de brillante golosina.
Y que, además, no endurece las facciones: os muestro mi último selfie en Venecia, tras diez horas maquillada y después de caminar doce kilómetros escaleras arriba y abajo (la app de salud de mi móvil marcaba dieciséis pisos subidos). Este gótico sienta de maravilla.

Animada por el éxito, en el Duty free del aeropuerto Marco Polo me aproveché del veinte por ciento de descuento que me ofrecía la tarjeta de embarque para hacerme con el objeto de culto de la nueva colección Otoño Invierno de Chanel, "Blanche et noire".
La laque noire es un ejemplar del Rouge Coco Gloss en negro profundo... pero lacado y efecto vinilo:

Veintiséis euros cuesta este tesoro y creo sinceramente que vale su precio, pero cinco euros de rebaja saben a gloria.
Esto sí se parece más a lo que hemos visto en estaciones anteriores, pero tan hidratante y a la vez opaco que resulta muy cómodo de llevar. Un casi negro rutilante... al que de nuevo esta fotografía no hace justicia porque está hacha al final de mi jornada. ¡Oda al labio gótico!