BB Mochi Cushion de Klairs: post Destroyer

De pronto, un flamante mueble expositor de Miin Cosmetics en la perfumería Julia de Logroño. Y, en una vitrina, refulge la prestigiosa firma coreana Klairs...
Y yo, en vez de optar por el suero de vitamina C, como también necesito una base de maquillaje y me hace más ilusión, me decido por un formato en Cushion de lo más mono, ¿qué podía salir mal?

Traigo una de esas críticas negativas que no me gusta escribir pero que a vosotras os resultan útiles, pues no todo es vino y rosas en el mundo de la belleza. Por eso, porque hay que ser ecuánime, abro nueva carpeta, la de los Posts Destroyer. ¡A sangre y fuego!
Y hoy son treinta y tres euros tirados directamente a la basura. Así, sin anestesia. Pero os explico un poco más:

Yo a una base le pido que deje un acabado bonito, que dure y que cubra mis rojeces, porque no uso correctores ni más capas líquidas en mi cara... Diréis que esto encaja mal con el concepto coreano de maquillaje, mucho más ligero, pero yo he utilizado productos de la marca Missha, que hasta ahora es mi favorita dentro del universo Corea, y daban la talla sin problema alguno.

No es que yo quiera un mazacote, entendedme, de hecho luego difumino bastante la base, pero de por sí debe cubrir y durar, es lo mínimo.
Esto, en cambio, es un fiasco. No entro en si me parece o no higiénico el método de la esponjilla impregnada, que será muy última ola pero cada vez me convence menos.

Es que la herramienta que trae para aplicar el producto, una borla de lo más kawaii, se impregna de base y no deposita nada sobre la piel. Así que la desechamos y entonces, o hay que ayudarse de brocha o esponja por lo que no se puede transportar en el bolso, o la llevamos en el neceser y hay que usar las manos, con lo que los gérmenes vuelan a su capricho.

Incluso aplicado con esponja de pelito, no cubre mis rojeces que ahora mismo son mínimas y difusas. Pero bueno, el acabado es bonito así que a las partidarias del efecto no maquillaje les gustará...
... durante exactamente dos horas, que es lo que aguanta esto en abandonar la tez.  En un par de horitas, no hay ni rastro de esta ligera capa mágica, jugosa y natural.

¿Alguna otra acusación? Sí, y una con fundamento: la fórmula no es todo lo limpia que debería y ha ensuciado bastante mi piel. Poros marcados, brillos inauditos y un par de visitantes en mi barbilla fueron el resultado de una semana de uso: el veredicto, pues, es claro y unánime: ¡a la basura!