Paleta Skin Deep Eye de Nars: por qué comprarla

Creí que en mi lista de deseos cosméticos más inmediatos reinaba la paleta Naked Reloaded de Urban Decay... Pero no. En el podio, deslumbrante y solitaria, está la paleta más versátil que hayan visto mis ojos jamás.
Skin Deep Eye de Nars: lo tiene todo. Lujuria, desorden y seriedad. Desnuda sencillez y trampa barroca. La cera más litúrgica de la Semana Santa y el oropel del carnaval.

Pensaréis que soy una veleta, ya que si exalto este lanzamiento como objeto de mis desvelos primaverales digo adiós (en mi pensamiento incluso), al de Urban Decay...
Pero en realidad Nars ha sido siempre mi firma de lujo favorita, y éste fue mi primer amor entre los iconos del maquillaje de nueva temporada: la conocí en unas historias de la gran Sara Herrera, Make Up Artist de la marca, la vi en  Madrid..., y me enamoré perdidamente pero me acobardó el precio. Cincuenta y cinco euros que, ahora que he dedicado toda una tarde en el Sephora de Logroño a probar una a una sus sombras, sé que pagaré gustosamente.

Doce tonalidades que van del glitter más glorioso al vainilla mate más pragmático, que no están sujetas a los vaivenes de la moda y vestirán mis párpados talmente en la primavera de dos mil diecinueve como en el otoño del año veintiuno...
Comienzo por la fila inferior y por el extremo izquierdo, con esa  maravilla entre beige y topo surcada de burbujas de oro. Le siguen un dorado latón, un cobre y un castaño igualmente festivas, cubiertas de purpurina. Pero no son etéreas, de las de mucho brillo y poco color: tienen cuerpo y brillan con consistencia.

La fila central comienza a equilibrarse con tonos mates en los extremos: un gris pizarra verdoso y un humo castaño profundo, que me recuerda poderosamente a la sombra ahumada del dúo Cordura, uno de mis básicos de la firma.
En el centro, dos sombras joya, doradas y deslumbrantes: oro pálido más cálido o más frío.
Y llegamos a la fila superior, en el que el acabado mate y la practicidad vencen la partida, y precisamente por eso doblan su tamaño:

Encontramos el sempiterno color piel que he aprendido a apreciar porque uniformiza el párpado y limpia el arco subciliar, dos tonos de marrón café mate, uno más claro (más galleta María) y otro más oscuro, y un ceniza imprescindible para transiciones o para delinear las cejas de mujeres rubias como yo.
He apartado un ejemplar para final de mes, así que la próxima vez que hable de esta paleta en este espacio, será para presentaros un maquillaje... y una nueva adquisición en mi tocador.