Reyes 2019: me regalan la paleta Chocolate Bar de Too Faced, y más

Este año, los Reyes Magos han visitado los almacenes Sephora antes de llegar a mi casa... y hacer realidad una de mis ilusiones cosméticas más soñadas: la paleta más dulce del mercado, la ya clásica Chocolate Bar de Too Faced.

Que los Reyes sean Magos es algo que se suele traducir en dos realidades: una, que en casa mantenemos intacta la emoción tanto grandes como chicos, con visión de la cabalgata, banquete real y puesta de regalos que no se abren hasta la mañana siguiente, después de desayunar roscón; y dos, que a veces regalan lo que no pides y en ocasiones pides lo que no regalan.
Por eso, cuando puse en la lista esta joya del maquillaje, vencí algunos escrúpulos sobre su precio pensando "lo más normal es que no caiga". Imaginad mi sorpresa al encontrarla  entre los paquetes el día seis.

La Chocolate bar es una de las paletas clásicas de Too Faced, como bien dice la firma, y un fondo de tocador del que sé que nunca me voy a cansar. Adoro los tonos dulces, cacao, caramelo, marrón glacé, para dar calidez a los ojos, sin estridencias ni turbulencias de la moda, con algún vainilla para iluminar y aclarar, algún rosa dulce que no hace daño y un morado para dar la nota de color.

Por eso la pedí a sus Majestades, y por ese envase goloso en forma de tableta y ese aroma a cacao dulce que desprende, sutil y poderoso, mucho más logrado que el que despedía la Sweet peach, que olía a chuchería sintética en vez de a tazón humeante y navideño.
Pronto la estrenaré y publicaré reseña, primeras impresiones, look... Pero ahora sigamos con la lista de deseos concedidos:

La segunda (y última) cosa que pedí era "una bandeja grande imitando mármol o en tonos pastel". Aquí se hicieron los Reyes un poco de lío: yo la quería para fondo de fotos cosméticas para este espacio. Me trajeron esta tabla para cortar pan, bastante pequeña y en un turquesa precioso, pero que claramente no es pastel. Eso sí, en primavera o verano y para retratar labiales por ejemplo, funcionará muy bien. Y ahora, en invierno, para preparar bocadillos, oyes.

Mi particular Reina Maga, mi madre, me ha dejado aturdida de emoción con este gesto: en la Feria de Artesanía de Madrid yo había adquirido este grandioso anillo, en el puesto correspondiente a Kimu, un taller catalán que realiza joyas basadas en el arte románico y gótico.
Bueno, pues mis padres visitaron el mercadillo después y mi Maga, conociendo la sortija que me compré, la completó con este medallón. Ambos reflejan en cerámica esmaltada la vidriera de la catedral de León.

Por si un regalo era poco, de la feria de Artesanía en Vitoria recibí este precioso monedero de cuero en forma de osito abrazando la luna. En realidad lo compramos juntas, mi madre y yo, salió realmente barato (ocho euros), y mi madre me dijo: "tú no has visto nada". Claro que con esa frase lo revelaba todo...

El monedero es tan espacioso que sirve también para guardar las llaves cuando en tu bolso no hay bolsillos internos o externos, como es el caso de este otro regalo que me hicieron los Reyes: un magnífico bolso de bandolera y con cremallera, en tela tipo tejano y con una estrella retro estampada. Me disloca, pero es verdad que no tiene separaciones, por lo que en él guardo, además del neceser, el móvil y el tarjetero, el osito que guarda unas pocas monedas y las puertas de mi casa.

Vamos terminando ya.
Esta botella de acero para el agua, con maravillosas ilustraciones de Alicia en el país de las maravillas, la pedí yo directamente a sus Majestades, hice de paje para ellos y la conseguí en La Frikilería, mientras compraba una lata de caramelos en forma de mando de consola Nintendo para mi primo el del iPhone...
Cuesta dieciséis euros, es cara pero de coleccionista, un lujo útil además de bellísimo. Ahora que en mi oficina hay fuente filtrante de agua, va a ser mi delicia diaria.

Y este reloj imitando madera: ya no los uso tan informales, pero cuando empiece el buen tiempo no lo voy a despegar de mi muñeca. También un par de libros, un par de cosas de casa para mi piso que ya no es nuevo y un bote de sales de baño que protagonizará mi próximo baño dominical y unas futuras Reflexiones en la bañera.
Siempre repito lo mismo, pero es que pienso que es verdad: han sido mis mejores Reyes de los últimos tiempos.