Outfit & Dieta creativa: Cremoso de cítricos

¿Creíais que la saga (fuga) "Outfit & dieta creativa” se había fugado definitivamente de mi blog, lo mismo que mis buenos propósitos? ¡Pues no!
Regreso a la buena vida: piscina cuatro días en semana, treinta largos y comida sana y creativa, y gracias a Belén, una lectora del blog que añoraba mis recetas de desayunos sanos y ricos... ¡Vuelve esta sección!

Lo que no he hecho es pesarme: sorry not sorry. Sé que tener un control es algo vital, pero a mí llegó a estresarme tantísimo que me alejé del buen camino por culpa de la báscula. Pero me estoy midiendo en la ropa, y este vestido que me compró mi madre a principios de mayo en una boutique de la sevillana calle de San Eloy y me estaba apretado... ahora tiene un pase.

Y como la primera imagen era demasiado idílica, os ofrezco ésta, más cruel y verdadera, y hasta con pelo piscinero electrizado. Eso sí, bucólica lo sigue siendo, ¡jazmines cerca de la sede de Unir!
Voy a tomar estos dos retratos como referencia y a fotografiarme dentro de unas tres semanas en misma postura.

Mientras tanto sigo con mi plan, un plan no estricto sino realista que consiste en:
- ¡Deporte! ir andando al trabajo (media hora) tres días en semana y nadar treinta largos cuatro días en semana
- Controlar la comida principal gracias al cáterin de mi uni que lo llevan los chicos de Pollos Daniel de toda la vida en Logroño y hay mucha verdura atractiva. Hasta ponen las calorías en los platos: mi favorito, verduritas con couscous, tiene ciento setenta. Tiene hidratos de absorción lenta y sacia. Y hay brócoli a la plancha y albóndigas de pescado, ¡ñam!
- Comer fruta entre horas o todo lo más alguna que otra barrita que vea con buenas proporciones como merienda antes de la piscina. Esto último como pecado menor.
- Racionar la Coca cola Zero a dos por semana: mi madre me ha dicho que no me las quite del todo que no estamos para bromas, y lo mejor es enemigo de lo bueno...

Y, sobre todo, cuidar desayunos y cenas. Los dos momentos de peligro.
El desayuno me falla entre semana por falta de tiempo y más si voy a misa a primera hora. Al final tiro del consabido plátano, potasio para comenzar el día, y se puede tomar por la calle. Y he renunciado al zumo de naranja natural porque es pura azúcar licuada, ¡con lo fitness que me sentía yo bebiéndolo!
Y en sábados y domingos, el desayuno es terreno pantanoso porque me apetece un brunch o algo dulce. Y aquí es donde entra mi súper Cremoso de cítricos.

Que consiste en una naranja partida en cubitos (sic, o lo que salga, una es un pequeño desastre porque siempre tuvo problemas de motricidad fina. Y gruesa). Por encima, artísticamente se vuelca en una copa "de helado" una gelatina de yogur de lima limón del Mercadona. Invento fresquito, exótico, 0% grasa y 0% azúcar..., y de textura gozosísima.  Y para engañar un poco, se añade una cucharadita de las de café de mermelada de naranja amarga baja en azúcares, o el sirope menos culpable que tengas por casa.

De verdad, es un OMG en toda la regla.
Mi bestia negra sigue siendo la noche. El momento en el que hay que "cenar como un mendigo", y a mí me entra el ansia viva. Pero he descubierto la combinación de pavo libre de grasa, atún al natural o tortilla (necesito mucha proteína, me lo pide el cuerpo), más un vasito de yogur líquido bajo en grasa y azúcar que me quita la ansiedad.
Debería tomar verdura en la cena también, y tengo zanahorias frescas en bolsitas al estilo snack, y puntas de espárrago... pero aún no llego a mi antaño nivel de heroicidad, ¡esos buenos tiempos de Blancanieves en perenne cuaresma!