El haul de León: souvenirs & compras en perfumerías Arenal

Se me van a mezclar los fines de semana en León y en Zaragoza (si Dios quiere, el próximo sábado estaré en tierras aragonesas), y antes de que tal cataclismo sucediera quería mostraros las compritas que hice durante mi oasis leonés. Puro makimarujeo.

"Estás hecha una turista", me escribió una de mis tías cuando envié al WhatsApp familiar esta fotografía en el precioso claustro de San Isidoro. El domingo aproveché para ver uno de los mejores museos medievales que hay en España..., y para comprar este sombrero de fibra natural en el mercadillo de Guzmán el bueno.
Me fascinó porque es casi blanco, muy ligero y con diminutas rosas y perlitas adornándolo. Me costó ocho euros.

Otra cosa que pude hacer el domingo, antes de que me recogieran para volver a mi ciudad, fue entrar en una típica tienda de souvenirs, Mundo dulce, en la avenida de Ordoño II. Me llevé este precioso perrito de peluche por seis euros, que aunque no tenga nada que ver me recuerda a Tristón que solo quiere un amiguito... Vamos, es cursi como él sólo pero se me metió en el corazón... y en los bolsillos.

Pero la causa seria de mi visita a la tienda Mundo dulce es esta: desde el escaparate vi que tenían caramelos italianos, me entró la nostalgia feroz de las farmacias en Roma y entré para llevarme estos caramelos para la tos, de menta y naranja con corazón de miel, de la firma Herbamelle. Tienen azúcar por lo que no hay que abusar: los tengo en la oficina y consumo sólo cuando asoma la faringitis crónica que se ha enamorado de mí, y así me dura el paquete. Sí, es un paquete de plástico envasado al vacío, aunque parezca un tarro de aire vintage... y me costó casi cuatro euros.

El sábado estuve paseando por el río, acudiendo a misa en la catedral, comiendo de tapas gratis en el barrio húmedo y visitando la Casa Botines porque amo a Gaudí...  Si vais a León debéis verla, es más que preciosa. Es un Gaudí inédito, pre modernista, medieval... Una casa de estilo neogótico que dentro contiene no solo paneles y vídeos explicativos sino muebles de época, y un hilo musical que te llena de calma.

Pero en el único momento de lluvia de la tarde aproveché para adentrarme en el universo Arenal, auténtico paraíso cosmético situado también en la avenida Ordoño.
Vi una perfumería Druni en el casco antiguo pero me mosqueó que no tuvieran el contorno de ojos con aplicador de bolitas de Gosh, que lo necesito para vivir y se me ha terminado. ¿De qué sirve un local de la cadena Druni si el mueble que tienen de mi firma danesa favorita es el pequeño y no pueden venderme lo único que deseo de la marca?

La perfumería Arenal es, en cambio, un mundo en sí misma. Siempre me ha chiflado esta cadena, que tiene herbolario incluido.  Y de hecho, la principal compra que hice allí no tuvo nada que ver con la lujuria cosmética y sí con la necesidad y la salud.
Adoro los complementos de Soria natural porque son los que más porcentaje de principio activo ofrecen, algo así como que miré unas pastillas de propóleo que tenían cincuenta miligramos y éstas contienen trescientos.
No es barato, pagué once euros por treinta pildoritas, pero vale la pena..., y en el último momento pagué otros once por otra caja de  valeriana: siempre he dormido bien y ahora uno de mis síntomas de estrés junto con los brotes atópicos es la falta de sueño...

Pasando a terrenos más amenos, me hizo una ilusión inefable encontrar en esta perfumería lo que no he hallado nunca en Primor Logroño: una esponjita sin látex de estampado mármol de You are the princess. Tres euros con noventa y nueve céntimos ha costado esta maravilla que merece reseña aparte..., y la tendrá.
Como veis, mi presupuesto era ajustado pero eso no me impidió disfrutar, en una de las ciudades más baratas que he conocido nunca...