Reflexiones en la bañera (XXIV: adviento, dulce adviento)
Una de mis más fieles seguidoras en Instagram comenta siempre que, de todas las secciones que posee mi blog, ésta es su favorita. Santa paciencia ha demostrado entonces, pues llevo exactamente ¡tres meses! sin publicar ninguna de mis ya "famosas" reflexiones en la bañera. Pero he tenido una razón de peso... la ausencia total de bañera en mi apartamento romano.
2. Pero todo tiene su fin, que casi siempre supone un comienzo, y regresar a Logroño ha supuesto volver a viejas y deliciosas costumbres en mi época favorita del año...
3. Dada la terrible sequía que asola nuestro país resulta irresponsable llenar hasta el borde una bañera, por lo que he esperado un mes entero a concederme ese placer que, por otro lado, es inefable: había olvidado la gozosa sensación de recostar la cabeza sobre crujiente espuma. Nada se le puede comparar. Además el Adviento es el tiempo adecuado para este delito placentero: el hundirse lentamente en agua cálida aumenta la sensación de hogar hasta el infinito, y me hace soñar con abrigos, chimeneas y tazas humeantes de chocolate la noche del cinco de enero.
4. Hasta ahora, el término “aviento” solo resultaba familiar a una friki de la navidad o una católica practicante como yo, fascinada por sus preciosas luces litúrgicas y sus lecturas de Isaías..., pero gracias a los calendarios de belleza el sustantivo se ha hecho popular. Cuánto debo agradecer a firmas como Clarins, Kiehls o The Body Shop...
5. Lo malo es que tales calendarios repletos no de chocolatinas sino de tesoros cosméticos (me gustan sobre todo las reseñas de Naoko aquí y aquí sobre el asunto) no suelen bajar de los cien euros, y aunque se rumorea que Primark tiene uno mucho más accesible, a Logroño no llegó...
Me quedo con los calendarios tradicionales como este de patchwork que hizo mi tía Maite, una auténtica artista. En cada día hay que mover el angelito e introducirlo en una ventanita: sus nietas se vuelven locas de alegría y su sobrina de casi cuarenta años, o sea esta hobbit pija, mucho más. ¡Feliz puente y feliz y dulce espera!
1. Esta era mi señora ducha en Italia, con luces como de discoteca de los años ochenta, daban ganas de bailar Fiebre de Sábado Noche. Podréis comprender mi terrible saudade, ya que a las iglesias de belleza sobrenatural que recuerdo mientras rezo en desolados y modernos sótanos, al mercado de flores y a la aristocrática Piazza Farnese que cruzaba para regresar a mi casa en Roma, a las cuatro ocasiones en las que pude saborear las estancias de Rafael en el vaticano debo añadir en mi lista de nostalgias esta ducha ultra moderna que podía disfrutar casi sin culpa, pues era entrar a diario, enjabonarme, abrir y gozar de la cascada veloz.2. Pero todo tiene su fin, que casi siempre supone un comienzo, y regresar a Logroño ha supuesto volver a viejas y deliciosas costumbres en mi época favorita del año...
3. Dada la terrible sequía que asola nuestro país resulta irresponsable llenar hasta el borde una bañera, por lo que he esperado un mes entero a concederme ese placer que, por otro lado, es inefable: había olvidado la gozosa sensación de recostar la cabeza sobre crujiente espuma. Nada se le puede comparar. Además el Adviento es el tiempo adecuado para este delito placentero: el hundirse lentamente en agua cálida aumenta la sensación de hogar hasta el infinito, y me hace soñar con abrigos, chimeneas y tazas humeantes de chocolate la noche del cinco de enero.
4. Hasta ahora, el término “aviento” solo resultaba familiar a una friki de la navidad o una católica practicante como yo, fascinada por sus preciosas luces litúrgicas y sus lecturas de Isaías..., pero gracias a los calendarios de belleza el sustantivo se ha hecho popular. Cuánto debo agradecer a firmas como Clarins, Kiehls o The Body Shop...
Me quedo con los calendarios tradicionales como este de patchwork que hizo mi tía Maite, una auténtica artista. En cada día hay que mover el angelito e introducirlo en una ventanita: sus nietas se vuelven locas de alegría y su sobrina de casi cuarenta años, o sea esta hobbit pija, mucho más. ¡Feliz puente y feliz y dulce espera!
Hombreeeee ya lo echaba de menos...
ResponderEliminarMe hace siempre mucha gracia tu ilusión por la navidad
M.
De hecho, es esa ilusión la que me hace ser muy comprensiva cuando veo a gente entusiasmada con épocas del año o festividades que a mí ni me interesan: como Halloween o como la noche de Nochevieja y salir hasta morir en un cotillón, o como la feria de Sevilla. Pienso: Rocío, recuerda lo pesada que te pones con la navidad, a ellos les hace esa misma ilusión.
EliminarEl calendario de tu tía es espectacular. Me ha cautivado.
ResponderEliminarA mí sencillamente me tiene cautivada, por eso he querido compartirlo.
EliminarA mi lo de los calendarios de adviento... algunos sí y otros no: si son transparentes o te dicen lo que llevan bien, pero sino, es una manera de pagar por productos que no vas a usar porque lo mismo ni te vienen bien. Así que es un poco meh...
ResponderEliminarSólo lo diré una vez: pásate por Lush, hay divinadas para el baño.
Besotes
Pienso lo mismo que tú, por eso prefiero los calendarios tradicionales. Sí, me pasaré por luz incluso contigo.
EliminarSi te sirve de consuelo, ví el de Primark en un vídeo y eran casi todo esmaltes bastante normalitos.
ResponderEliminarBesos!
Gracias, Bea😘.
ResponderEliminarAdemás ya te digo que los prefiero tradicionales, pero me gusta la idea de que gracias a las firmas de maquillaje se haya rescatado la preciosa palabra adviento. ¿Que es para vender? Claro, son empresas, pero la idea que subyace me encanta.
Hoy lo pensaba al ver tu foto en IG: da gusto verte y leerte porque transmites el entusiasmo de los niños, pero con poesía 😊
ResponderEliminarHoy me estáis diciendo cosas muy bonitas 😂😘
EliminarFíjate que debe ser un placer no explotado por mi pero he sido siempre de ducha y no por ello es la mejor forma de empezar el día, eligiendo el gel según mi estado de ánimo.
ResponderEliminarFeliz Domingo.