Día Mundial del Turismo... en Roma. Museos vaticanos: review & vlog
Hoy, veintisiete de septiembre, es el Día Mundial del Turismo.
Y yo sin saberlo, hasta ayer, día en el que tras buscar durante media hora la oficina de información de los museos Vaticanos en la Plaza de San Pedro, al borde del llanto porque iba con mis tíos y estaba quedando como lo que soy (un puñetero desastre), tras encomendarme a mis santos favoritos la encontré y amablemente me anunciaron la buena nueva:
A saber, que estaba todo completo pero que si esperaba hasta hoy, día veintisiete, conseguiría el pase gratis para celebrar el turismo comme il faut, solo habría que pagar cuatro euros si no querías sufrir las innumerables colas.
Por supuesto, pagamos los cuatro euros. Y hoy vengo a contaros por qué merece la pena visitar el vaticano y cómo, además de ofreceros una vista "en 3D" del Panteón y el Vaticano en poco más de siete minutos..., gracias a mi nuevo vlog en mi canal de YouTube. Me parece que me ha salido mejor que el anterior, claramente superable y ya eliminado.
Para comenzar, puedes optar por dos planes: ver la iglesia por dentro o ver los museos. Acceder a la iglesia como es natural es gratis, y aunque la cola asuste se mueve de manera bastante grácil. Si no eres muy de salas y salas de exposiciones, ya en el recinto sagrado puedes disfrutar de la Piedad de Miguel Ángel y del baldaquino de Bernini, que no son nonadas. Aquí hago un inciso para contar que en la iglesia de San Luis de los Franceses, cerca de Piazza Navona, hay tres Caravaggios que puedes ver con sólo entrar y son magníficos. No todo es pagar en esta vida.
Pero si quieres disfrutar de Rafael y Miguel Ángel en todo su esplendor, te convienen los museos. Aquí hay mucha picaresca on y off line, y dudosos guías tanto físicos como virtuales te hablan de precios que oscilan entre los treinta y los cuarenta y nueve euros. Pero hay (existe, de veras, aunque yo tardé en encontrarla) una oficina oficial que te vende una entrada con "prenotazione" (sin colas, con cita previa) por dieciséis euros. Hoy ni siquiera pagué eso, pero hace una semana lo hice con mi madre y valió mucho la pena.
Existen dos recorridos: uno largo y otro breve para los ansiosos que solo quieren encontrar la capilla sixtina. Si dispones de dos o tres horas te recomiendo el largo, en el que recorrerás salas de estatuas griegas, tapices y maravillosos mapas.
Y, por supuesto, llegas a lo que para mí es el santo grial de la visita, al mismo nivel que la capilla sixtina (donde por cierto no se pueden hacer fotos y debe haber bastante alerta y alarma porque guardias armados hasta los dientes vigilan por nuestra seguridad bastante tensos): las estancias de Rafael.
Aquí debo decir que no soy historiadora del arte, solo filóloga pero adoro el Renacimiento tanto en su versión literaria como musical como pictórica. Y como simple disfrutadora de la belleza digo que los colores, ropajes, cuerpos y rostros pintados por Rafael recrean el corazón, serenan el alma y enamoran todos los sentidos...
Pero es que, por supuesto, hay más.
Al ser hija de filósofo siempre me he interesado por la historia de la filosofía, y más la antigua que la moderna. Y como profesora de Didáctica de la Literatura e Historia de la Literatura en Unir siempre he explicado este cuadro, porque de la visión que tenían Platón y Aristóteles de la realidad y de la poesía dependen las cosmovisiones poéticas de todos los siglos que siguieron luego... Mis alumnos ya lo saben: ¿te encanta Platón, verdad?, preguntan, sabiendo que es una pista segura para el examen...
Pero en esa estancia hay un fresco igual de grandioso, en la pared frontal a la escuela de Atenas pintó Rafael la escuela de teología: la ciencia divina frente (o al lado de) la ciencia humana. Rafael era neoplatónico (iba a decir, como yo, pero quedaría fatal) y creía en esa escala de la belleza en la cual la hermosura de los cuerpos es reflejo de la de las almas, y ésta una sola chispa de la belleza de Dios.
Y ahora... doble vuelta con tirabuzón y caemos de nuevo en la realidad más cotidiana.
Los museos cansan, y éste, más. Te aconsejo comer en la cafetería de los museos vaticanos, que no es nada cara, y luego reposar un poco sentada en uno de los bancos del jardín, contemplando la cúpula. Es lo que hicimos nosotros.
Te ofrecen varios menús por nueve euros y medio: uno de pasta, otro de Grill, alguno más... y el que fue nuestra elección: ensalada. En concreto, la ensalada más enorme, fresca y buena que haya probado yo (en un restaurante, me refiero), con lechuga y tomate de verdad y no de plástico, aceitunas negras que saben a Mediterráneo puro, y tres bolitas de maravillosa y deliciosa mozarella. También incluye el menú un panecillo tierno, botella de agua mineral y yogur de postre. Los yogures italianos son buenísimos..., pero eso ya os lo contaré en otro monográfico sobre Roma, el de las comidas en casa y fuera de casa.
To be continued, ¡siempre to be continued!
Y yo sin saberlo, hasta ayer, día en el que tras buscar durante media hora la oficina de información de los museos Vaticanos en la Plaza de San Pedro, al borde del llanto porque iba con mis tíos y estaba quedando como lo que soy (un puñetero desastre), tras encomendarme a mis santos favoritos la encontré y amablemente me anunciaron la buena nueva:
Por supuesto, pagamos los cuatro euros. Y hoy vengo a contaros por qué merece la pena visitar el vaticano y cómo, además de ofreceros una vista "en 3D" del Panteón y el Vaticano en poco más de siete minutos..., gracias a mi nuevo vlog en mi canal de YouTube. Me parece que me ha salido mejor que el anterior, claramente superable y ya eliminado.
Para comenzar, puedes optar por dos planes: ver la iglesia por dentro o ver los museos. Acceder a la iglesia como es natural es gratis, y aunque la cola asuste se mueve de manera bastante grácil. Si no eres muy de salas y salas de exposiciones, ya en el recinto sagrado puedes disfrutar de la Piedad de Miguel Ángel y del baldaquino de Bernini, que no son nonadas. Aquí hago un inciso para contar que en la iglesia de San Luis de los Franceses, cerca de Piazza Navona, hay tres Caravaggios que puedes ver con sólo entrar y son magníficos. No todo es pagar en esta vida.
Existen dos recorridos: uno largo y otro breve para los ansiosos que solo quieren encontrar la capilla sixtina. Si dispones de dos o tres horas te recomiendo el largo, en el que recorrerás salas de estatuas griegas, tapices y maravillosos mapas.
Aquí debo decir que no soy historiadora del arte, solo filóloga pero adoro el Renacimiento tanto en su versión literaria como musical como pictórica. Y como simple disfrutadora de la belleza digo que los colores, ropajes, cuerpos y rostros pintados por Rafael recrean el corazón, serenan el alma y enamoran todos los sentidos...
Al ser hija de filósofo siempre me he interesado por la historia de la filosofía, y más la antigua que la moderna. Y como profesora de Didáctica de la Literatura e Historia de la Literatura en Unir siempre he explicado este cuadro, porque de la visión que tenían Platón y Aristóteles de la realidad y de la poesía dependen las cosmovisiones poéticas de todos los siglos que siguieron luego... Mis alumnos ya lo saben: ¿te encanta Platón, verdad?, preguntan, sabiendo que es una pista segura para el examen...
Los museos cansan, y éste, más. Te aconsejo comer en la cafetería de los museos vaticanos, que no es nada cara, y luego reposar un poco sentada en uno de los bancos del jardín, contemplando la cúpula. Es lo que hicimos nosotros.
Te ofrecen varios menús por nueve euros y medio: uno de pasta, otro de Grill, alguno más... y el que fue nuestra elección: ensalada. En concreto, la ensalada más enorme, fresca y buena que haya probado yo (en un restaurante, me refiero), con lechuga y tomate de verdad y no de plástico, aceitunas negras que saben a Mediterráneo puro, y tres bolitas de maravillosa y deliciosa mozarella. También incluye el menú un panecillo tierno, botella de agua mineral y yogur de postre. Los yogures italianos son buenísimos..., pero eso ya os lo contaré en otro monográfico sobre Roma, el de las comidas en casa y fuera de casa.
To be continued, ¡siempre to be continued!
Que bonito, tengo muchas ganas de ir por allí.... Besos!
ResponderEliminarQué vivencias estás acumulando. Geniales las fotos y la ensalada, tiene pintaza.
ResponderEliminarUn besito!
Gracias por ese recorrido y pistas por si vamos a verlo algún día.
ResponderEliminarLo de la mozzarela es lo único qu me rechina en la ensalada.
Besos!
Mi hermana estuvo este verano viéndolo en vacaciones, que envidia sana¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarCuanto que ver¡¡¡
A mi tampoco me gusta la mozzarella en la ensalada, solo en la pizza, je,je
Besos
que envidia de la buena me das. Me encantan todas las fotos que nos estás enseñando por aquí y por instagram. Si antes quería ir a Roma, ahora mucho más
ResponderEliminarHombre, pues la mozarella le hacía la gracia 😂. Y le aporta algo de grasa al asunto, era "ensalada completa"
ResponderEliminarPues estoy pensando ir a Roma el año que viene, así que me vas de perlas lo que dices .
ResponderEliminarM.
Hola! Qué suerte, tiene que ser precioso. Tengo ganas de ir a Roma.
ResponderEliminarTe sigo y te invito a pasar por mi blog cuando quieras. Bss
¡Bienvenida!
EliminarNo creo que vaya nunca al Vaticano... pero bonito post
ResponderEliminarJope, así da gusto celebrar el día de los museos, es que menudas vistas!! Y vaya que te has ido a cualquier cosa, el renacimiento en su apogeo... No se puede competir contigo xD.
ResponderEliminarMe alegra que lo hayas disfrutado (ensaladita incluida).
Besotes