Bricolaje cosmético: Aceite facial de belleza y aceite corporal "By Adaldrida"
Hace mucho, mucho tiempo... hombre, me ha quedado una introducción al estilo de los comienzos de un cuento de hadas, con esas palabras rituales de las que hablaba Elena Fortún....
Una compañera de UNIR me regaló un frasco (de los de mermeladas Hero) repleto de flores de manzanilla recién recogida del monte. Maravilla de las maravillas con la que hice un tónico, grabé el proceso de elaboración y ése fue el primer vídeo de mi canal de Youtube.
Durante el verano compré en el corte inglés de Bilbao un bote hermoso de aceite de almendras dulces, y hace un mes, en una de esas inspiradoras mañanas de domingo, de lectura en la cama y luego misa y vermú, me dije: "estaría bien fabricar un aceite facial que sea un auténtico elixir de belleza..."
Y ya que estábamos, y me quedaba aún mucho aceite, me lancé alegremente a la piscina de los extractos aromáticos por el proceso de maceración.
Tenía el líquido elemento y tenía el "perfume" ideal para aderezarlo: ¡mandarinas! Porque en invierno me obsesiono con esta fruta: me gusta desayunarlas, tomarlas como postre y sobre todo comerlas a media mañana junto a una taza de té. Dejan en mis manos un aroma embriagador que me evoca la época dorada en la que usaba el perfume Acqua Allegoria Mandarin & Basilic de Guerlain. Y de repente, en aquella mañana, después de preparar la manzanilla con el aceite en un vaso medidor, me pregunté, "si pongo una de estas mondas de mandarina a macerar en otro vaso de aceite, ¿acabará impregnándose de su aroma?"
Ahora puedo responderos que sí, lo hace, pero el tiempo de maceración debe ser largo. He tenido tres largas semanas, en un lugar "fresco y seco, apartado de la luz solar", sendos recipientes de cristal tapados con un paño: en uno había cuatrocientos mililitros de aceite de almendras dulces Marnys con la piel de una mandarina dentro, y en otro había doscientos mililitros de ese mismo aceite con más o menos el mismo peso (doscientos gramos) de flores de manzanilla flotando en él.
El resultado son dos aceites de belleza exquisitos. Una de las propiedades que más ha llamado la atención es el aroma tan conseguido (y absolutamente natural) que desprenden ambos, y la otra, lo luminosos que son, parecen haber atrapado el sol en su interior:
Pasemos a describir el olor y las propiedades del elixir facial a la camomila.
Lo enriquecí con una ampollita de vitamina E y con cuatro gotas de aceite de árbol de té, y he estado probándolo en mi piel durante toda una semana como sérum o debería decir como crema de noche, porque no me aplicaba nada más.También lo aplicaba en el contorno de los ojos, tecleando con el dedo como se dice y se cuenta que se debe hacer, y veo las mismas mejoras y el mismo nivel de hidratación que con mi contorno de La Roche Posay. En cuanto al resto de la piel, la deja muy suave, profundamente hidratada y como "sana", es una delicia, y a mí no me ha dado nada de grasa: y eso que mi cutis reacciona mal al exceso de aceite, pero el de almendras dulces es un auténtico bálsamo (de Fierabrás).
Y estoy enamorada del aroma que desprende: huele a campo, a excursión al monte, a naturaleza embotellada. Para que os hagáis una idea, el aceite de árbol de té que a mí me fascina tien un olor penetrante, mentolado y como a químico se quejaba mi tía una vez, y siempre que lo he añadido a alguna crema ha predominado... pues en este precioso aceite multi todo se ha diluido, apenas se puede apreciar. Creo que el acierto ha consistido en usar tantísima flor de manzanilla.
Por último, el aceite a la mandarina me ha sorprendido. Confieso que cuando llevaba macerando una semana me pudo la curiosidad y decidí "probarlo": no olía a absolutamente nada y pensé, "estoy haciendo el tonto", pero aún así lo dejé en su sitio para cumplir el ritual de las tres semanas. Lo he estado utilizando durante esta semana calentándolo un poco en el microondas y masajeando luego con él los codos y las manos, deja las cutículas geniales.
Pero lo mejor es el olor. La cáscara de mandarina ha hecho bien su trabajo y le ha traspasado al aceite un aroma cítrico y a la vez dulce, como de caramelo de naranja, absolutamente natural.
Como el aceite de almendras dulces de por sí huele neutro, no interfiere con las notas cítricas, todo lo más le aporta un toque a limpio, como de sábanas recién planchadas. Os muestro el vídeo que he subido a YouTube hablando un poco más de este nuevo experimento:
Estoy francamente contenta con mis dos nuevos bricolajes cosméticos. Siguen si alcanzar la categoría de formulación porque no he comprado aún la balanza, las bandas de PH, el Cosgard..., pero si con mis anteriores intentos de cosmética casera me quedaba siempre un poco chafada, no dudaría en regalar a mis seres queridos una botellita de cualquiera de estos preciosos elixires.
Una compañera de UNIR me regaló un frasco (de los de mermeladas Hero) repleto de flores de manzanilla recién recogida del monte. Maravilla de las maravillas con la que hice un tónico, grabé el proceso de elaboración y ése fue el primer vídeo de mi canal de Youtube.
Durante el verano compré en el corte inglés de Bilbao un bote hermoso de aceite de almendras dulces, y hace un mes, en una de esas inspiradoras mañanas de domingo, de lectura en la cama y luego misa y vermú, me dije: "estaría bien fabricar un aceite facial que sea un auténtico elixir de belleza..."
Aceite facial a la camomila "By Adaldrida" Aceite corporal a la mandarina "By Adaldrida" |
Y ya que estábamos, y me quedaba aún mucho aceite, me lancé alegremente a la piscina de los extractos aromáticos por el proceso de maceración.
Tenía el líquido elemento y tenía el "perfume" ideal para aderezarlo: ¡mandarinas! Porque en invierno me obsesiono con esta fruta: me gusta desayunarlas, tomarlas como postre y sobre todo comerlas a media mañana junto a una taza de té. Dejan en mis manos un aroma embriagador que me evoca la época dorada en la que usaba el perfume Acqua Allegoria Mandarin & Basilic de Guerlain. Y de repente, en aquella mañana, después de preparar la manzanilla con el aceite en un vaso medidor, me pregunté, "si pongo una de estas mondas de mandarina a macerar en otro vaso de aceite, ¿acabará impregnándose de su aroma?"
El proceso... |
Ahora puedo responderos que sí, lo hace, pero el tiempo de maceración debe ser largo. He tenido tres largas semanas, en un lugar "fresco y seco, apartado de la luz solar", sendos recipientes de cristal tapados con un paño: en uno había cuatrocientos mililitros de aceite de almendras dulces Marnys con la piel de una mandarina dentro, y en otro había doscientos mililitros de ese mismo aceite con más o menos el mismo peso (doscientos gramos) de flores de manzanilla flotando en él.
El resultado son dos aceites de belleza exquisitos. Una de las propiedades que más ha llamado la atención es el aroma tan conseguido (y absolutamente natural) que desprenden ambos, y la otra, lo luminosos que son, parecen haber atrapado el sol en su interior:
Ambos aceites |
Pasemos a describir el olor y las propiedades del elixir facial a la camomila.
Lo enriquecí con una ampollita de vitamina E y con cuatro gotas de aceite de árbol de té, y he estado probándolo en mi piel durante toda una semana como sérum o debería decir como crema de noche, porque no me aplicaba nada más.También lo aplicaba en el contorno de los ojos, tecleando con el dedo como se dice y se cuenta que se debe hacer, y veo las mismas mejoras y el mismo nivel de hidratación que con mi contorno de La Roche Posay. En cuanto al resto de la piel, la deja muy suave, profundamente hidratada y como "sana", es una delicia, y a mí no me ha dado nada de grasa: y eso que mi cutis reacciona mal al exceso de aceite, pero el de almendras dulces es un auténtico bálsamo (de Fierabrás).
Y estoy enamorada del aroma que desprende: huele a campo, a excursión al monte, a naturaleza embotellada. Para que os hagáis una idea, el aceite de árbol de té que a mí me fascina tien un olor penetrante, mentolado y como a químico se quejaba mi tía una vez, y siempre que lo he añadido a alguna crema ha predominado... pues en este precioso aceite multi todo se ha diluido, apenas se puede apreciar. Creo que el acierto ha consistido en usar tantísima flor de manzanilla.
El proceso |
Por último, el aceite a la mandarina me ha sorprendido. Confieso que cuando llevaba macerando una semana me pudo la curiosidad y decidí "probarlo": no olía a absolutamente nada y pensé, "estoy haciendo el tonto", pero aún así lo dejé en su sitio para cumplir el ritual de las tres semanas. Lo he estado utilizando durante esta semana calentándolo un poco en el microondas y masajeando luego con él los codos y las manos, deja las cutículas geniales.
Pero lo mejor es el olor. La cáscara de mandarina ha hecho bien su trabajo y le ha traspasado al aceite un aroma cítrico y a la vez dulce, como de caramelo de naranja, absolutamente natural.
Ambos tarros |
Como el aceite de almendras dulces de por sí huele neutro, no interfiere con las notas cítricas, todo lo más le aporta un toque a limpio, como de sábanas recién planchadas. Os muestro el vídeo que he subido a YouTube hablando un poco más de este nuevo experimento:
Estoy francamente contenta con mis dos nuevos bricolajes cosméticos. Siguen si alcanzar la categoría de formulación porque no he comprado aún la balanza, las bandas de PH, el Cosgard..., pero si con mis anteriores intentos de cosmética casera me quedaba siempre un poco chafada, no dudaría en regalar a mis seres queridos una botellita de cualquiera de estos preciosos elixires.
A punto estaba de acostarme cuando me suena el móvil y veo esta maravilla. Rocío, es una receta de cuento de hadas hecha por las manos de un hada. Tu voz te delata! De verdad pienso que las cosas buenas sólo salen cuando las hacen personas buenas y puras. Me guardaré bien las recetas de tus pociones para cuando tenga el alma en calma y me puedan salir bien. Feliz domingo!!
ResponderEliminarYo hice aceite de romero y como tú, a la semana fui emocionada a ver su estado y me llevé un chasco. Yo lo dejé cuatro semanas y efectivamente, maceró, cosa que parecía imposible al principio.
ResponderEliminarDeben ser un auténtico gustazo, voy a tomar nota porque con el frío (y eso que aún no entró en serio) me noto la piel con necesidad de muchísima hidratación.
ResponderEliminarUn besazo!
El de manzanilla me llama poderosamente. Qué acierto poner la ampollita de vitamina e. Siempre me ha parecido que el aceite de almendras se pone rancio muy pronto.
ResponderEliminarYo también he hecho bricolaje cosmético hoy: me acabo de poner una mascarilla de canela con la esperanza de aclarar y enrojecer naturalmente el cabello... ya veremos cómo acaba el experimento.
Me ha llegado hata aquí el perfume de las mandarinas.
ResponderEliminarBesos!
Olor a campo, mmmm....
ResponderEliminarA mi las mandarinas en piel me pueden oler más amargas, pero me has dado la idea de probar con menta, a ver qué tal funciona. Me alegro que al final funcionase bien el experimento.
ResponderEliminarMuases
¿Extractos querrías decir, verdad?
ResponderEliminarSí... Glup.
EliminarTiene que haber quedado estupendo, con lo q ue me gusta el olor a mandarinas!!!!
ResponderEliminarBesos
Oye que idea más buena y que bien tiene que oler.
ResponderEliminarUn beso.
Me he acordado de ti porque el aceite corporal hace una "pareja estupenda" con mi colonia Pink pepper & grapefruit de 4711.
EliminarSuenan bien los dos aceites. Yo estoy probando ahora el aceite de chufa como contorno de ojos, y parece que va bien, aunque ciertamente, nada menos glamuroso que una chufa... Besos. Carmen.
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