Uvas frescas: cosmética ecológica en Haro..., entre bodegas
Hace unos días visitamos la bodega Martínez Lacuesta en Haro.
Mi abuelo fue enólogo y el mundo de viñedos nos es familiar y muy entrañable. Nos gustan las bodegas antiguas, que usan aún madera y que huelen a uvas pisadas, no a acero inoxidable. Martínez Lacuesta es así, igual que López de Heredia o Muga, bodegas que hemos visitado en anteriores veranos: aunque ésta última sea moderna sigue procesos tradicionales y ofrece el mejor vino blanco del mercado (en mi opinión.)
Fuimos agasajados por uno de los bisnietos del fundador, pudimos disfrutar de una visita guiada y no nos cobraron, ya que forma parte de los principios del negocio familiar enseñar de forma gratuita la bodega. Antes de ofrecernos una cata y un breve aperitivo nos hicieron pasar por la tienda, repleta de botellas de vino; y mis ojos se posaron en este rincón:
Es habitual que las bodegas vendan productos relacionados con el negocio vitivinícola que riega estas tierras: recuerdo haber comprado la famosa pulsera de la leyenda del vino de Vaduva en el museo Dinastía Vivanco, en Briones..., pero este rincón me hechizó al tratarse de cosméticos de vinoterapia: perfume, mikado y vela aromática; jabón artesanal, bálsamo de labios y lo que atrajo en especial mi atención: aceite de uva bío.
Los productos de la firma Uvas frescas tienen varios sellos que los certifican como cosmética bío, entre ellos el prestigioso BDIH, y tienen un ingrediente protagonista: la uva, sus pepitas y polifenoles, su impresionante poder en la piel. Tras esta marca se nota un cuidado especial, hecho de tiempo, esfuerzo y mimo por los detalles. En definitiva, se nota que es un reto personal, conseguido a fuerza de trabajo y cariño por su autora, Laura Muga.
Me llevé el aceite de uvas bío: un potente combinado de aceites (almendras dulces, uvas y rosa mosqueta), que contiene vitamina E y carece de alcoholes, parafinas y siliconas. En un principio lo uso como contorno de ojos nocturno: llevo cinco días con él y esa zona ha comenzado a relajarse y a lucir hidratada y con líneas de expresión un poco más difusas. También lo he utilizado para dar un masaje en la espalda a mi madre, que terminó casi dormida de puro gozo..., pero como toda buena acción tiene su recompensa, tras la media hora de masaje... ¡me noté las manos suaves como nunca!
Mi abuelo fue enólogo y el mundo de viñedos nos es familiar y muy entrañable. Nos gustan las bodegas antiguas, que usan aún madera y que huelen a uvas pisadas, no a acero inoxidable. Martínez Lacuesta es así, igual que López de Heredia o Muga, bodegas que hemos visitado en anteriores veranos: aunque ésta última sea moderna sigue procesos tradicionales y ofrece el mejor vino blanco del mercado (en mi opinión.)
Viñas de Martínez Lacuesta |
Fuimos agasajados por uno de los bisnietos del fundador, pudimos disfrutar de una visita guiada y no nos cobraron, ya que forma parte de los principios del negocio familiar enseñar de forma gratuita la bodega. Antes de ofrecernos una cata y un breve aperitivo nos hicieron pasar por la tienda, repleta de botellas de vino; y mis ojos se posaron en este rincón:
Rincón dedicado a Uvas Frescas en las bodegas Martínez Lacuesta |
Es habitual que las bodegas vendan productos relacionados con el negocio vitivinícola que riega estas tierras: recuerdo haber comprado la famosa pulsera de la leyenda del vino de Vaduva en el museo Dinastía Vivanco, en Briones..., pero este rincón me hechizó al tratarse de cosméticos de vinoterapia: perfume, mikado y vela aromática; jabón artesanal, bálsamo de labios y lo que atrajo en especial mi atención: aceite de uva bío.
Aceite de uva bío: 10 euros |
Los productos de la firma Uvas frescas tienen varios sellos que los certifican como cosmética bío, entre ellos el prestigioso BDIH, y tienen un ingrediente protagonista: la uva, sus pepitas y polifenoles, su impresionante poder en la piel. Tras esta marca se nota un cuidado especial, hecho de tiempo, esfuerzo y mimo por los detalles. En definitiva, se nota que es un reto personal, conseguido a fuerza de trabajo y cariño por su autora, Laura Muga.
Me llevé el aceite de uvas bío: un potente combinado de aceites (almendras dulces, uvas y rosa mosqueta), que contiene vitamina E y carece de alcoholes, parafinas y siliconas. En un principio lo uso como contorno de ojos nocturno: llevo cinco días con él y esa zona ha comenzado a relajarse y a lucir hidratada y con líneas de expresión un poco más difusas. También lo he utilizado para dar un masaje en la espalda a mi madre, que terminó casi dormida de puro gozo..., pero como toda buena acción tiene su recompensa, tras la media hora de masaje... ¡me noté las manos suaves como nunca!
Lástima que a mi la uva no me siente bien, porque ese acete promete maravillas.
ResponderEliminarToda una joyita.
Besos!
Bea, ¿por qué te sienta mal la uva? Tengo curiosidad...
EliminarLo mejor es lo más natural, ya nos contarás cuándo lleves más tiempo con él.
ResponderEliminarUn beso.
Doy fe que el Muga está muy rico ;)
ResponderEliminarBesos
Tiene muy buena pinta ¿cuanto vale?
ResponderEliminarDiez euros...
EliminarYa nos harás reviu completa cuando lo termines...
ResponderEliminarLa uva es buena para todo, pero para pieles mas maduras ¿no!
ResponderEliminarLa uva es antioxidante, y eso se necesita siempre...
EliminarGracias por comentar.
Tiene muy buena pinta ese aceite y no se me habría ocurrido ponerlo en la ajera...ya nos dirás que tal va cuando lo uses más, aunque de momento tiene muy buena pinta.bsts!
ResponderEliminarLas uvas son de lo mejorcito que te puedes encontrar en el mundo cosmético, valen para muchísimas cosas... ves? a ti te suaviza la piel y te llevan a parajes maravillosos.
ResponderEliminarBesotes