Comer en la calle Laurel de Logroño: mis sugerencias
Hace poco vi un post en Provinciana´s que publicitaba la zona de vinos en Valladolid... , y he decidido ofrecer mi propia visión de "salir de vermut en Logroño".
Como la belleza consiste en alimentar espíritu y estómago... os ofrezco hoy un recorrido por una de las calles de pinchos más míticas del Norte de España. Por algo uno de mis compañeros en el trabajo me llama de broma "Poeta Laureada..., es decir, licenciada en la calle Laurel".
Yo suelo entrar a esta afamada zona por la calle Capitán Gallarza, que baja hacia Portales. El primer bar si lo ves desde allí es una novedad llamada "la Tavina" que sustituye a una tienda de toda la vida que se llamaba "Rima", lo han puesto por lo fino, con un espacio dedicado a vinoteca que vende botellas buenas. Hay rumores que susurran que sus pinchos no son para tanto: sin embargo, en el piso alto tienen un comedor que probé junto a unos alegres camaradas de mi universidad y que sirve un espléndido menú por dieciocho euros: puedo decir que vale la pena.
Mi bar favorito de Laurel es el Juan y Pinchamé: está en la otra acera y ahora sirven croquetas y queso camembret rebozado, pero durante mucho tiempo fue local de un solo pincho: la brocheta de langostino y piña, que es lo que siempre pido yo. Cocinada a la plancha y caramelizada luego con soplete... triunfa. Vale los dos euros con veinte céntimos que cuesta.
Cerca del Juan y pinchamé encontramos el bar Donosti, que tiene productos de gran calidad, y que ofrece un pincho de foie fresco alucinante. No se puede pedir a menudo porque es caro e insano, pero como capricho si viajas a La Rioja no puedes dejarlo pasar: lo sirven cubierto de virutas de violeta confitada, y la mezcla de sabores y perfumes es puro lujo. Cuesta sus buenos tres euros con treinta céntimos, pero en cambio es un local en el que puedes pedir un vaso de agua fresca para acompañarlo y no te ponen mala cara.
No puedes irte sin probar los champiñones de Ángel, a la plancha con ajito: una pila hermosa de cuatro champiñones que no te costará más de un euro con veinte céntimos . Y en Triskel (ya en la Travesía de Laurel, al fondo de la calle), sirven un pulpo exquisito y, para abrir boca, una tapita de auténtico queso tetilla gallego por un euro.
Mi última recomendación gastronómica no se encuentra en Laurel sino en la Travesía de San Juan: allí había un bar llamado Mere que servía la mejor tortilla de patatas del mundo... pero cerró.
Afortunadamente, los dueños de El albergue, en la misma travesía, han contratado a la épica cocinera del Mere... y te darán una generosa porción de tortilla por solo un euro y medio.
Saliendo del Albergue nos encontramos cara a cara con la concatedral de Logroño, que es realmente bonita.
No es mi iglesia preferida de la ciudad, me gustan aún más Santa María de Palacio que tiene una aguja de cuento de hadas, o San Bartolomé que posee una belleza medieval, pero La Redonda está situada en un sitio estratégico para salir de Misa y recorrer los mejores bares de Logroño: ya me lo decía mi abuela: "hija, tú... a ganar indulgencias ¡y a gastarlas en solo tres minutos!"
Como la belleza consiste en alimentar espíritu y estómago... os ofrezco hoy un recorrido por una de las calles de pinchos más míticas del Norte de España. Por algo uno de mis compañeros en el trabajo me llama de broma "Poeta Laureada..., es decir, licenciada en la calle Laurel".
¡¡¡Y a mucha honra!!! |
Yo suelo entrar a esta afamada zona por la calle Capitán Gallarza, que baja hacia Portales. El primer bar si lo ves desde allí es una novedad llamada "la Tavina" que sustituye a una tienda de toda la vida que se llamaba "Rima", lo han puesto por lo fino, con un espacio dedicado a vinoteca que vende botellas buenas. Hay rumores que susurran que sus pinchos no son para tanto: sin embargo, en el piso alto tienen un comedor que probé junto a unos alegres camaradas de mi universidad y que sirve un espléndido menú por dieciocho euros: puedo decir que vale la pena.
Brocheta del Juan y Pinchamé. (Todas las fotos son mías) |
Mi bar favorito de Laurel es el Juan y Pinchamé: está en la otra acera y ahora sirven croquetas y queso camembret rebozado, pero durante mucho tiempo fue local de un solo pincho: la brocheta de langostino y piña, que es lo que siempre pido yo. Cocinada a la plancha y caramelizada luego con soplete... triunfa. Vale los dos euros con veinte céntimos que cuesta.
Pintxo de foi del Donosti |
Cerca del Juan y pinchamé encontramos el bar Donosti, que tiene productos de gran calidad, y que ofrece un pincho de foie fresco alucinante. No se puede pedir a menudo porque es caro e insano, pero como capricho si viajas a La Rioja no puedes dejarlo pasar: lo sirven cubierto de virutas de violeta confitada, y la mezcla de sabores y perfumes es puro lujo. Cuesta sus buenos tres euros con treinta céntimos, pero en cambio es un local en el que puedes pedir un vaso de agua fresca para acompañarlo y no te ponen mala cara.
No puedes irte sin probar los champiñones de Ángel, a la plancha con ajito: una pila hermosa de cuatro champiñones que no te costará más de un euro con veinte céntimos . Y en Triskel (ya en la Travesía de Laurel, al fondo de la calle), sirven un pulpo exquisito y, para abrir boca, una tapita de auténtico queso tetilla gallego por un euro.
Tortilla de patatas de El Albergue |
Mi última recomendación gastronómica no se encuentra en Laurel sino en la Travesía de San Juan: allí había un bar llamado Mere que servía la mejor tortilla de patatas del mundo... pero cerró.
Afortunadamente, los dueños de El albergue, en la misma travesía, han contratado a la épica cocinera del Mere... y te darán una generosa porción de tortilla por solo un euro y medio.
Saliendo del Albergue nos encontramos cara a cara con la concatedral de Logroño, que es realmente bonita.
No es mi iglesia preferida de la ciudad, me gustan aún más Santa María de Palacio que tiene una aguja de cuento de hadas, o San Bartolomé que posee una belleza medieval, pero La Redonda está situada en un sitio estratégico para salir de Misa y recorrer los mejores bares de Logroño: ya me lo decía mi abuela: "hija, tú... a ganar indulgencias ¡y a gastarlas en solo tres minutos!"
uff y mira que acabo de cenar eh! pero super apetitoso, besitos!
ResponderEliminarhttp://momentsofwoman.blogspot.com.es/
Esto queda anotado para mi próximo viaje a Logroño!
ResponderEliminarUn besazo
Mmmm con lo que me gusta a mi una tapa (viviendo en Granada, figurate)...ojalá pudiera escaparme a verte y nos íbamos de "vermuses" las dos ;) Besos!
ResponderEliminarLa calle es chulisima, hace poco fui con mi novio a ver unas bodegas, y pasarnos en logroño para conocer la mitica calle laurel, y estuvo genial todos los bares, con cada tapa mas sorprendente que la anterior. quiero volver!!! ejejej
ResponderEliminarhttp://tieshafashion.blogspot.com.es/
Muchas gracias por devolver con tu sabiduría Provinciana! Sin duda, próxima parada Logroño.
ResponderEliminar¿No ponen las tapas gratis, verdad? De todos modos, si hay nivel, siempre merece la pena.
Tierra de vinos, Rioja-Ribera.
Ah! y eres de las mías...se dice tomar el VERMÚ, eso de aperitivo me suena muy pijo.
¡viva el VERMÚ!
En mi familia siempre se ha dicho el vermü... Y tapas gratis en la Laurel... como que no!
EliminarA ver si hago una escapada por esa ciudad de residencia tuya y nos tomamos una brochetita de esas.
ResponderEliminarBesos.
Parece todo my rico.
ResponderEliminarwww.my-urban-life.com
Que hambre me está entrando¡¡¡¡, claro es la hora del vermú, je,je
ResponderEliminarUn beso
Qué rico me suena todo a estas horas. Y qué falta me haría una vueltecita de tapeo, sin preocupaciones y con un buen vinito para quitarme las penas! Si alguna vez voy por Logroño me acompañas?
ResponderEliminarBesos
No solo te acompaño sino que la brocheta corre de mi cuenta, Morgan...
EliminarHay que me has despertado el apetito!!!!
ResponderEliminarQue pinta tiene todo! besos
ResponderEliminarÑam,ñam!Qué buena pinta tienen tus recomendaciones!Espero poder probarlas todas jeje.
ResponderEliminarUn saludo
Qué sabias las abuelas! Y qué hambre que tengo yo a estas horas!!!
ResponderEliminarUn saludito!
La brocheta, que sepas, que intentaré hacerla en casa... no sé como, pero tiene que haber nuna manera. Besotes
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