Tolkien y mi neceser de verano
En mi primera juventud, cuando aún no me maquillaba, tuve un vicio confesable y bien visible: comprar carpetas, forrarlas y coleccionarlas.
Toda potinguera posee un componente coleccionista dentro de su ser, que a veces reprime, otras veces sublima y en ocasión desboca como el caballo del mito platónico. Y, generalmente, el maquillaje no suele ser el primer amor: siempre hay un antecedente que hoy deseo investigar.
Yo atesoraba, en la cubierta de mis carpetas, imágenes hermosas que coloreasen un poco mi mundo, que entonces no era tan vivo como ahora. Hacía collages mezclando recortables calderonianos de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ilustraciones de El Señor de Los Anillos y fotos en blanco y negro del cine de los años cuarenta.
Esta bellísima ilustración de Alan Lee gobernó durante años una de mis carpetas: yo vivía en Pampaluna, frecuentaba la Sociedad Tolkien (allí surgió mi nombre Adaldrida y mi condición de hobbit), y puse los primeros folios de lo que más tarde sería mi tesis bajo la serena y bella protección de Galadriel...
Y todo, todo y todo esto sucedía antes de que Viggo Mortensen hiciera trizas mis sueños.
Aragorn es el tipo de hombre que me arrebata: Aragorn personaje de libro, sin los ojos azules. Un príncipe mendigo, un hombre oscuro que de pronto sonríe y su sonrisa lo ilumina todo.
Una noche soñé con Aragorn: tenía mirada oscura y manos poderosas: era alto y elegante. Los sueños se convierten en poemas con mucha facilidad, así que le dediqué estos versos que pueden leerse en mi libro Pampaluna:
Como podéis ver, la idea que yo tengo de Aragorn, el Aragorn de mis sueños épicos y discretamente eróticos, poco tiene que ver con Viggo Mortensen...
Lo bueno de forrar carpetas era que todas mis pasiones, Calderón, El hombre tranquilo, Galadriel, Paul Newman, las novelas de Carmen Martín Gaite, Aragorn y Gregory Peck se amalgamaban, formando en esos retales de jovencita universitaria todo un mundo multicolor...
He recordado esta pasión lejana al preparar un neceser diminuto para el verano: en tiempos de calor los bolsitos se hacen más livianos y una hobbit pija necesita acomodar sus cuatro pinturas imprescindibles en algún lugar...
En un amplio monedero de boquilla metálica y sabor vintage de la marca americana Fluff he reunido cuatro tesoros para el verano: la barra de labios 16 de Rimmel by Kate, el corrector Healthy mix de Bourjois y la sombra dorada Etrusque de Nars son ya sospechosos habituales en el blog... cierra el círculo el colorete Honey de la gama Ceramide de Elizabeth Arden, del que prometo cercana crónica.
Toda potinguera posee un componente coleccionista dentro de su ser, que a veces reprime, otras veces sublima y en ocasión desboca como el caballo del mito platónico. Y, generalmente, el maquillaje no suele ser el primer amor: siempre hay un antecedente que hoy deseo investigar.
Yo atesoraba, en la cubierta de mis carpetas, imágenes hermosas que coloreasen un poco mi mundo, que entonces no era tan vivo como ahora. Hacía collages mezclando recortables calderonianos de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ilustraciones de El Señor de Los Anillos y fotos en blanco y negro del cine de los años cuarenta.
Galadriel junto al espejo |
Esta bellísima ilustración de Alan Lee gobernó durante años una de mis carpetas: yo vivía en Pampaluna, frecuentaba la Sociedad Tolkien (allí surgió mi nombre Adaldrida y mi condición de hobbit), y puse los primeros folios de lo que más tarde sería mi tesis bajo la serena y bella protección de Galadriel...
Y todo, todo y todo esto sucedía antes de que Viggo Mortensen hiciera trizas mis sueños.
Aragorn es el tipo de hombre que me arrebata: Aragorn personaje de libro, sin los ojos azules. Un príncipe mendigo, un hombre oscuro que de pronto sonríe y su sonrisa lo ilumina todo.
Una noche soñé con Aragorn: tenía mirada oscura y manos poderosas: era alto y elegante. Los sueños se convierten en poemas con mucha facilidad, así que le dediqué estos versos que pueden leerse en mi libro Pampaluna:
ARAGORN
Se baja del caballo
y me ofrece sus manos por mi pelo
un río dulce y áspero
un enjambre de abejas
sus dedos que trabajan acarician
batallan rezan ganan y se rinden
esas manos arcilla redimida
caminan por mi pelo hacia su patria
y sus ojos nublados por la sangre
navegan por mi cuerpo
y ya no quiero más que su cansancio
sus ropas polvorientas su sonrisa
cansada
y su pan del camino compartido.
Como podéis ver, la idea que yo tengo de Aragorn, el Aragorn de mis sueños épicos y discretamente eróticos, poco tiene que ver con Viggo Mortensen...
Lo bueno de forrar carpetas era que todas mis pasiones, Calderón, El hombre tranquilo, Galadriel, Paul Newman, las novelas de Carmen Martín Gaite, Aragorn y Gregory Peck se amalgamaban, formando en esos retales de jovencita universitaria todo un mundo multicolor...
He recordado esta pasión lejana al preparar un neceser diminuto para el verano: en tiempos de calor los bolsitos se hacen más livianos y una hobbit pija necesita acomodar sus cuatro pinturas imprescindibles en algún lugar...
Mi bolsita de pinturas... -Foto mía |
En un amplio monedero de boquilla metálica y sabor vintage de la marca americana Fluff he reunido cuatro tesoros para el verano: la barra de labios 16 de Rimmel by Kate, el corrector Healthy mix de Bourjois y la sombra dorada Etrusque de Nars son ya sospechosos habituales en el blog... cierra el círculo el colorete Honey de la gama Ceramide de Elizabeth Arden, del que prometo cercana crónica.
En mi juventud era Sergi Bruguera, pero sí, Aragorn es muy épico. Besotes
ResponderEliminarSonrío al leerte, y sonrío porque has puesto por escrito ideas que ya tenía, como la coleccionista que toda potinguera lleva dentro, y que canta y vibra cuando entra en las tiendas de cosméticos, pulcras, ordenadas por colores y llenas de todo lo imaginable, expositores de colecciones cosméticas. Sonrío porque yo cuando ví a Aragorn en el cine, con sus diez metros de altura, sentí que ya lo conocía. Al contrario de lo que te pasó a tí, Viggo Mortensen era exactamente como lo había imaginado a los 14, 15, a los 16 y a los 17. De un atractivo agotado.
ResponderEliminarNominada? por supuesto, me encantaaaa¡¡¡¡.
ResponderEliminarMuy mono tu neceser de verano :-)
Un beso.
Que bonito poema Ro! No hay duda de que tienes un angel especial para las palabras. Coincido pleamente contigo: toda potinguera esconde en su interior una coleccionista suprema... Durante mi vida he coleccionado muchas cosas, pero creo que lo que mas me entretenía era llenar mi cuarto de todo tipo de velas y candelabros. Me gustaban cuanto mas raros mejor. Y te aseguro que llegué a tener velas realmente curiosas!
ResponderEliminarBesos
Ains... que me enrollo y se me terminan olvidando cosas.... Muy agradecida por la nominación hermosa!
ResponderEliminarBesos
Me encanta la carterita donde guardas los cosméticos, es preciosa. Precioso poema pero Viggo Mortensen....Mmmmm
ResponderEliminarMuy interesante el tag, me lo apunto para hacerlo (llevo un retraso importante en este tema, paciencia)
ResponderEliminarUn beso, guapa!
A mi Vigo me encanta, tiene un atractivo que no sé porque, me parece irresistible, pero es verdad que a menudo la imaginación subyuga a la realidad. Me encantó tu mini neceser, no podría ser más coqueto!! besos!
ResponderEliminarA mí de pequeña me encantaba coleccionar los tarros de maquillaje que mi madre gastaba, era un acontecimiento y con una ilusión tremenda los guardaba casi adorándolos. He coleccionado muchas cosas, pero el maquillaje siempre me ha encantado, como ya digo desde chiquitina. Me ha gustado mucho, mucho este post me ha hecho viajar un poco en el tiempo. Eres genial.
ResponderEliminarYo también sonrío cómplice al leerte... Hace poco tiempo que te sigo y aún no te había comentado nada, pero hoy... no he podido resistirme... ¡Cuántas coincidencias!: las carpetas con collages de fotos de cine en blanco y negro y Aragorn... ¿Quién no ha soñado con él?.
ResponderEliminarMagníficos tus blogs. Estoy enganchada.
Bello poema de amor y deseo de una mujer hacia su Aragorn particular.
ResponderEliminarAún guardo algunos libros de mi bachiller forrados con collages de modelos, ¡¡que tiempos aquellos¡¡
Compré la barra de labios 16 de Rimmel by Kate que recomendabas, es preciosa.
Saludos
Gracias por vuestros comments...
ResponderEliminarAy Viggo... a ver, yo sé que es atractivo, pero no sé por qué, a mí no me atrae. Me ocurre como con el Duque.
Gadi, pensé en ti mientras escribía sobre él. Leí en un post tuyo que te encantaba.
Viggo Mortensen me gusta...
ResponderEliminarYo coleccionaba muñecas de porcelana.
Que tag tan bonito, me ha encantado el poema :)
ResponderEliminarMai de My F&B Corner
Sorteo internacional en mi blog
Viggo es Dios. Y punto.
ResponderEliminarPues yo no recuerdo que coleccionara nada, pero me encantaban los "potis" de mi tía, y dicen que me parezco a ella, je,je
ResponderEliminarHe estado de vacaciones 12 días fuera de casa y me he pintado el ojo,sólo 1. Lo mejor para el cutis, descansar¡¡¡¡
Besos.