Viernes de belleza con Bodybell
Hace unas semanas se pusieron en contacto conmigo desde Bodybell, para ofrecerme probar uno de sus nuevos tratamientos faciales en cabina. Naturalmente respondà agradecida y, por qué no confesarlo, un poco sorprendida.
Yo no soy carne de instituto de belleza, a pesar de mi pasión por el potingue. Nunca he cruzado ninguna puerta roja, dorada ni de cualquier otro color. Atesoro en mi toilette una cantidad razonable de cremas y mascarillas y de vez en cuando me organizo un spa casero... pero lo más cerca que he estado del lujo asiático ha sido disfrutar del circuito hidrotermal de LogroDeporte, que cuesta tres euros con veinte céntimos la hora y media.
Por eso me cautivó ser recibida asÃ:
Las cabinas de belleza que la perfumerÃa Bodybell ha instalado en su local de la calle San Antón, en Logroño, son blancas y radiantes..., de formato minimalista y apariencia muy profesional, una blancura quebrada solamente por la frescura de unas rosas tendidas sobre las sábanas limpias.
Pero lo mejor del establecimiento es Trini, la profesional que va a tratarnos. En cada palabra y gesto que te dirige se le nota una vocación inmensa, un amor esforzado por su trabajo, y eso se percibe desde el primer minuto y resulta más relajante que cualquier música o paso de gimnasia meditativa que pudiera ofrecerte como presentación.
En primer lugar analizó mi piel en profundidad, con lupa y con aparatos que pesan y miden conceptos como poros, elasticidad, pigmentación..., y que funcionan casi como una máquina del tiempo y te anuncian cómo vas a envejecer.
La buena noticia es que a mà no me va a ir nada mal: no tienes ninguna arruga, me comenta Trini. Pero eso es normal, ¿no?, respondo. Quiero decir que tengo treinta y cuatro años...
Ella sonrÃe ante mi ingenuidad. Tampoco tengo poros abiertos, ni mancha alguna. Pero mi piel es muy, muy sensible y necesita mucha más protección de la que yo le estoy dando. Con pesar recuerdo mi pantalla solar, aparcada desde casi noviembre. Mi cutis es muy fino, por eso tengo las venas a flor de piel. Y, una sorpresa: ¡la temperatura de mi piel es algo más baja de lo que debiera!
Eso significa que no la exfolias, me aclara Trini. Y recuerdo el bote de jalea de gengibre con perlas de gominola de Kenzoki, descansando en un cajón por culpa de mis miedos. Evoco también un refrán muy antiguo que suele hilvanar mi abuela: "Dios perdona siempre, los hombres a veces, la naturaleza nunca"... La piel guarda memoria: por eso hago recuento de mis pecados cosméticos y hago el firme propósito de rescatar la prebase Prep + Prime spf 50 de Mac, y mi exfoliante de Kenzoki. Eso sÃ, debo aplicarlo de forma muy suave, "como a besos", señala Trini.
A continuación comienza lo bueno: me tumba en la camilla y empieza a masajear con mimo mi rostro, aplicando productos de la marca profesional D´Lucanni. Desmaquillante bifásico, crema simpiadora, dos minutos de ácido glicólico muy diluido, y luego... ¡ampollas de vitamina C pura! No salgo de mi asombro: ¡yo creÃa que la vitamina C era incompatible con mi cutis!
Sin embargo, durante el masaje con las tres ampollas que utilizó me sentà relajada, mi piel se descongestionó y se apagaron en un porcentaje elevado mis rojeces. SentÃa calma e hidratación en la piel. Por último impregnó mi rostro con un velo de colágeno que cubrÃa mi cara y me indujo a una breve duermevela. Como no padezco de claustrofobia, solo realizó un pequeño corte a la altura de la boca, humedeció la tela con un tónico, y el velo estuvo en contacto con mi tez durante unos veinte minutos de forma intensa e Ãntima.
Al salir de la tienda, mi cara relucÃa. parecÃa de porcelana. Trini me regaló varias muestras de un par de cremas de la firma que, sinceramente, no utilizaré porque contienen demasiadas siliconas para mi gusto, y, por muy profesional que sea una firma de dermocosmética, siempre hay que mirar los ingredientes.
También contenÃa la bolsa de regalos una pequeña joya a la que creo que voy a ser fiel desde ya: el tratamiento personalizado de ampollas Shock-6 de D´Lucanni, que incluye seis viales repletos de buenÃsimos activos que aportan hidratación y protección para utilizar a lo largo de tres semanas. Prometo crónica detallada.
Todo un lujo que Bodybell pone a nuestro alcance por un precio que, dicen, es muy barato. Clonando un conocido anuncio, puedo decir: Análisis de la piel, treinta euros. Tratamiento vitamÃnico, cincuenta euros. Conocer a Trini... ¡no tiene precio!
Yo no soy carne de instituto de belleza, a pesar de mi pasión por el potingue. Nunca he cruzado ninguna puerta roja, dorada ni de cualquier otro color. Atesoro en mi toilette una cantidad razonable de cremas y mascarillas y de vez en cuando me organizo un spa casero... pero lo más cerca que he estado del lujo asiático ha sido disfrutar del circuito hidrotermal de LogroDeporte, que cuesta tres euros con veinte céntimos la hora y media.
Por eso me cautivó ser recibida asÃ:
Detalle de presentación... |
Las cabinas de belleza que la perfumerÃa Bodybell ha instalado en su local de la calle San Antón, en Logroño, son blancas y radiantes..., de formato minimalista y apariencia muy profesional, una blancura quebrada solamente por la frescura de unas rosas tendidas sobre las sábanas limpias.
Pero lo mejor del establecimiento es Trini, la profesional que va a tratarnos. En cada palabra y gesto que te dirige se le nota una vocación inmensa, un amor esforzado por su trabajo, y eso se percibe desde el primer minuto y resulta más relajante que cualquier música o paso de gimnasia meditativa que pudiera ofrecerte como presentación.
En primer lugar analizó mi piel en profundidad, con lupa y con aparatos que pesan y miden conceptos como poros, elasticidad, pigmentación..., y que funcionan casi como una máquina del tiempo y te anuncian cómo vas a envejecer.
La buena noticia es que a mà no me va a ir nada mal: no tienes ninguna arruga, me comenta Trini. Pero eso es normal, ¿no?, respondo. Quiero decir que tengo treinta y cuatro años...
Ella sonrÃe ante mi ingenuidad. Tampoco tengo poros abiertos, ni mancha alguna. Pero mi piel es muy, muy sensible y necesita mucha más protección de la que yo le estoy dando. Con pesar recuerdo mi pantalla solar, aparcada desde casi noviembre. Mi cutis es muy fino, por eso tengo las venas a flor de piel. Y, una sorpresa: ¡la temperatura de mi piel es algo más baja de lo que debiera!
Eso significa que no la exfolias, me aclara Trini. Y recuerdo el bote de jalea de gengibre con perlas de gominola de Kenzoki, descansando en un cajón por culpa de mis miedos. Evoco también un refrán muy antiguo que suele hilvanar mi abuela: "Dios perdona siempre, los hombres a veces, la naturaleza nunca"... La piel guarda memoria: por eso hago recuento de mis pecados cosméticos y hago el firme propósito de rescatar la prebase Prep + Prime spf 50 de Mac, y mi exfoliante de Kenzoki. Eso sÃ, debo aplicarlo de forma muy suave, "como a besos", señala Trini.
Los productos de tratamiento... |
A continuación comienza lo bueno: me tumba en la camilla y empieza a masajear con mimo mi rostro, aplicando productos de la marca profesional D´Lucanni. Desmaquillante bifásico, crema simpiadora, dos minutos de ácido glicólico muy diluido, y luego... ¡ampollas de vitamina C pura! No salgo de mi asombro: ¡yo creÃa que la vitamina C era incompatible con mi cutis!
Sin embargo, durante el masaje con las tres ampollas que utilizó me sentà relajada, mi piel se descongestionó y se apagaron en un porcentaje elevado mis rojeces. SentÃa calma e hidratación en la piel. Por último impregnó mi rostro con un velo de colágeno que cubrÃa mi cara y me indujo a una breve duermevela. Como no padezco de claustrofobia, solo realizó un pequeño corte a la altura de la boca, humedeció la tela con un tónico, y el velo estuvo en contacto con mi tez durante unos veinte minutos de forma intensa e Ãntima.
Mi regalo... ampollas de hidratación y protección para tres semanas |
Al salir de la tienda, mi cara relucÃa. parecÃa de porcelana. Trini me regaló varias muestras de un par de cremas de la firma que, sinceramente, no utilizaré porque contienen demasiadas siliconas para mi gusto, y, por muy profesional que sea una firma de dermocosmética, siempre hay que mirar los ingredientes.
También contenÃa la bolsa de regalos una pequeña joya a la que creo que voy a ser fiel desde ya: el tratamiento personalizado de ampollas Shock-6 de D´Lucanni, que incluye seis viales repletos de buenÃsimos activos que aportan hidratación y protección para utilizar a lo largo de tres semanas. Prometo crónica detallada.
Todo un lujo que Bodybell pone a nuestro alcance por un precio que, dicen, es muy barato. Clonando un conocido anuncio, puedo decir: Análisis de la piel, treinta euros. Tratamiento vitamÃnico, cincuenta euros. Conocer a Trini... ¡no tiene precio!
Me encantas! gracias por compartir tu experiencia, espero crónica detalladÃsima. Un saludo
ResponderEliminarA partir de ahora te has vuelto adicta a los tratamientos en cabina, son estupendos y te dejan la piel de vicio.
ResponderEliminar¡¡Que suerte!!.
Un beso.
Buena experiencia y da gusto leerte!
ResponderEliminarjajaja Me ha encantado la conclusión final. El viernes voy yo a la de Granada, ya te contaré. BESOS!
ResponderEliminarMenuda pinta, tu tratamiento en cabina, yo tendré que pensar en hacerme alguno cara la primavera. Saludos!
ResponderEliminarYo creo que aquà no tienen cabinas y es una pena, porque tiene que ser un lujazo.
ResponderEliminarEstoy deseando saber sobre esas nuevas maravillas, a ver qué tal te resultan.
Besos!
Qué envidia... sana, sana, por supuesto. Eso me recuerda que hace mil años que no me paso por el centro de estética, pero de momento estoy en modo ahorro.
ResponderEliminarGracias por compartir tu experiencia; casi me has hecho vivirla contigo.
Gracias por vuestros comments...
ResponderEliminarmareas, no creo que me vuelva adicta porque no tengo yo tanto directo. Que aunque en Bodybell sea más barato, de los cincuenta no baja.
Pues cuando vaya a logroño a ver a mi hermana me pasaré por allà seguro...solo de leerte me ha encantado asi que el tratamiento tiene que ser una maravilla!bss guapetona, muak
ResponderEliminarA mi me encanta ir a los centros de belleza, que me mimen, que me soben, ains....
ResponderEliminarCaramelo de Pomelo
El ácido glicolico es la repanocha, de verdad, a mi me lo mandó el dermatólogo para los granitos y no v eas como va. Besotes
ResponderEliminarYo uso el sérum de vitamina C de D´Lucanni. Es buenÃsimo.
ResponderEliminarYo uso el sérum de vitamina C de D´Lucanni. Es buenÃsimo.
ResponderEliminarVaya lujo de tratamiento! Yo tampoco suelo ir a centros de estética, asà que estarÃa tan emocionada como tú, jaja!
ResponderEliminarBesos!
Salander, fue increÃble.
ResponderEliminarEl Coco al cuadrado, tiene muy buena pinta ese sérum.
Hellen, a mà el glicólico me daba más miedito aún que la vitamina C, pero con dos minutos mi piel no se resintó, ¡al contrario!