Olores multicolores

Cuando llegan estas fechas entrañables, la caja tonta se vuelve aún más tonta y nos vende colonias por un tubo. De verdad que no puedo con la life*. Regalar un frasco de perfume es más convencional que hacerse novia de un opositor a notarías en plena posguerra.

Pero claro, a la cuñada, ¿qué diablos le regalo yo? Oix, oix.
- Oyes, niñas, que los de Cacharel han sacado una nueva versión del Amor amor pero asís, con más jazmín o algo, más sensssssual.
-Allá que me voy, que de seguro vale más de cincuenta leuros y quedo como una diosa. Aunque la churri del cuñao seguro que no distingue el jazmín del white musk, o las notas salientes de freesia del corazón amaderado. Oriental, claramente. ¿Ochenta leuros? Trae pacá. De esta me hacen reina de la family, mi suegra se da cuenta de tó lo que vargo y la suerte que le cayó encima a su nene cuando me fui a vivir con él a su piso de la Castellana, y mi otra cuñaíta, la floripondosa, de la pura envidia pasa la nochevieja en la uvi. Y yo ya comeré patatas desde enero.

Nos estamos volviendo con los perfumes tan pijos como con el vino, retrogusto y bouquet, aroma a regaliz que lo conviere en un caldo potente en boca y dilatado en nariz ...

Pues yo propongo la colonia Dulces sueños de Johnson´s baby, con lavanda y camomila y cuesta tres euros con noventa en el cortinglés. Lo justito para una colonia, hombre ya. Se abre la veda.


(*) Expresión genuina de la Divina, que tenía un blog algo senssssssual pero que me hacía reír mucho.